EDUCAR CON LA VIDA, EL RESTO ES PAJA.


Introducción

Lo agradable de vivir la fe cristiana es que entendemos qué, aunque aún no somos perfectos, si somos perfectibles, es decir, no soy perfecto, pero cada día puedo mejorar, he ahí el secreto de la misericordia divina: "Misericordia es el tiempo que Dios nos regala para que enderecemos nuestro camino".

Desde esta perspectiva miremos un tema que preocupa y ocupa a muchos padres creyentes ¿cómo educar a nuestros hijos en la fe? 

Aquí te doy algunas pistas que espero te sean útiles.

Dios Padre: Ámalo como Dios te ama a tí.

La crianza de los hijos puede ser una tarea desafiante, especialmente cuando se trata de inculcarles valores y creencias religiosas. Muchos padres desean que sus hijos conozcan el amor de Dios Padre, pero a menudo se preguntan cómo pueden hacerlo de manera efectiva. Sin embargo, la respuesta puede ser más simple de lo que parece: si quieren comunicarle a sus hijos el amor de Dios Padre, simplemente sean ustedes unos buenos padres.

Ser un buen padre o una buena madre es una de las formas más efectivas de comunicar a sus hijos el amor de Dios Padre. La Biblia nos enseña que Dios es amor y que todos los padres deben reflejar ese amor a sus hijos. Por lo tanto, al ser padres amorosos, compasivos y comprometidos, estamos mostrando a nuestros hijos un reflejo del amor de Dios Padre.

Ser un buen padre también implica ser un buen ejemplo. Los hijos aprenden a través de la imitación, por lo que si queremos que nuestros hijos crezcan con una fe sólida en Dios, debemos ser un ejemplo para ellos en nuestra propia vida espiritual. Esto incluye la oración, la lectura de la Biblia y la asistencia a la iglesia. Si nuestros hijos ven que tomamos en serio nuestra relación con Dios, es más probable que ellos también lo hagan.

Otro aspecto importante de ser un buen padre es la disciplina amorosa. La disciplina puede ser difícil, pero es esencial para enseñar a los hijos el bien y el mal. Cuando disciplinamos a nuestros hijos de manera amorosa y justa, estamos enseñándoles una lección importante sobre la justicia divina y la necesidad de ser responsables de nuestras acciones.

Además, ser un buen padre significa estar presente y comprometido en la vida de los hijos. Esto implica pasar tiempo de calidad con ellos, escucharlos y apoyarlos en sus necesidades emocionales, físicas y espirituales. Si nuestros hijos ven que estamos comprometidos con ellos y que nos preocupamos por ellos, es más probable que crezcan en un ambiente amoroso y seguro que refleja el amor de Dios Padre.

Si queremos comunicarles a nuestros hijos el amor de Dios Padre, simplemente seamos unos buenos padres. Al ser un ejemplo amoroso, disciplinado, comprometido y presente, estamos mostrando a nuestros hijos un reflejo del amor de Dios Padre. Esto no sólo les ayudará a crecer en su fe, sino que también les ayudará a convertirse en adultos responsables, compasivos y amorosos en el futuro.

Dios Hijo: Sálvalo como Dios te salva a tí.

Comunicar a los hijos que Jesús es el salvador es una de las tareas más importantes de los padres cristianos. Es una enseñanza fundamental que les ayudará a comprender la fe cristiana y a vivir una vida llena de propósito y significado. Sin embargo, puede resultar difícil transmitir esta enseñanza de manera efectiva. Una de las formas más efectivas de hacerlo es viviendo como personas que han sido salvadas por Jesús.

Los padres cristianos deben entender que la salvación no es solo una enseñanza, sino una experiencia personal. La salvación es una transformación que ocurre en la vida de una persona cuando acepta a Jesús como su salvador y Señor. Por lo tanto, si queremos comunicarles a nuestros hijos que Jesús es el salvador, debemos vivir como personas transformadas por él.

La forma en que vivimos nuestras vidas es un testimonio poderoso para nuestros hijos. Si vivimos nuestras vidas como personas transformadas por Jesús, nuestros hijos verán que hay una diferencia en la forma en que vivimos. Verán la alegría, la paz y la esperanza que experimentamos en nuestras vidas debido a nuestra relación con Jesús. Esto les dará una idea más clara de lo que significa ser salvados por él.

Además, vivir como personas salvadas por Jesús implica vivir una vida de fe y obediencia. Esto significa que debemos esforzarnos por seguir los mandamientos de Dios y vivir una vida que refleje nuestros valores cristianos. Si nuestros hijos ven que vivimos nuestra vida de esta manera, es más probable que también elijan seguir a Jesús.

Otra forma importante de vivir como personas salvadas por Jesús es tener una relación cercana con él. Esto implica pasar tiempo en oración, lectura de la Biblia y asistencia a la iglesia. Si nuestros hijos ven que nuestra relación con Jesús es importante para nosotros, es más probable que ellos también desarrollen una relación cercana con él.

Si queremos comunicarles a nuestros hijos que Jesús es el salvador, debemos vivir como personas que han sido salvadas por él. Vivir como personas transformadas, vivir una vida de fe y obediencia, tener una relación cercana con Jesús, son algunas de las formas en que podemos comunicarles a nuestros hijos el significado de la salvación. Al hacerlo, estamos no sólo enseñando una lección, sino también mostrando un ejemplo que puede guiar a nuestros hijos a una vida de fe y propósito.

Dios Espíritu Santo: Santifícalo como Dios te santifica a tí.

Enseñarles a los hijos que el poder del Espíritu Santo es real es una tarea fundamental para los padres cristianos. La Biblia nos habla del Espíritu Santo como el Consolador, el que nos guía y nos fortalece en nuestra vida espiritual. Si queremos enseñar a nuestros hijos acerca de este poder, debemos dejarnos santificar por el Espíritu Santo.

El proceso de santificación es un proceso continuo que implica la transformación de nuestro carácter y nuestra vida de acuerdo con la voluntad de Dios. El Espíritu Santo es quien nos guía en este proceso y nos ayuda a crecer en nuestra vida espiritual. Si queremos enseñar a nuestros hijos sobre el poder del Espíritu Santo, debemos permitir que el Espíritu nos transforme a nosotros primero.

La santificación es un proceso que requiere nuestra cooperación. Debemos estar dispuestos a abandonar nuestros propios deseos y someternos a la voluntad de Dios. Esto implica estar abiertos a la corrección, el arrepentimiento y la humildad. Si nuestros hijos ven que estamos dispuestos a hacer estos cambios en nuestras vidas, es más probable que ellos también lo hagan.

Además, dejarnos santificar por el Espíritu Santo significa buscar activamente su guía en nuestra vida diaria. Esto implica pasar tiempo en oración, escuchar la voz de Dios a través de la lectura de la Biblia y buscar su dirección en todas las decisiones que tomamos. Si nuestros hijos ven que buscamos activamente la guía del Espíritu Santo en nuestras vidas, es más probable que ellos también lo hagan.

Otra forma en que podemos enseñar a nuestros hijos sobre el poder del Espíritu Santo es a través de nuestra propia experiencia. Cuando experimentamos el poder del Espíritu Santo en nuestra vida, podemos compartirlo con nuestros hijos. Si nuestros hijos ven que nuestra vida está transformada por el poder del Espíritu Santo, es más probable que ellos también quieran experimentar su poder en sus propias vidas.

Si queremos enseñar a nuestros hijos que el poder del Espíritu Santo es real, debemos dejarnos santificar por él. Permitir que el Espíritu nos transforme, buscar activamente su guía en nuestra vida diaria y compartir nuestra propia experiencia con nuestros hijos son algunas de las formas en que podemos enseñarles acerca de este poder. Al hacerlo, estamos no sólo enseñando una lección, sino también mostrando un ejemplo que puede guiar a nuestros hijos a una vida llena de fe y esperanza.

Conclusión

La fe es como la gripa o como la alegría, se pega por contacto directo de alguien que es su portador.

Nota

Canción recomendada: Yo quiero ser como tú. Cantautor: Danny Berrios.

https://www.youtube.com/watch?v=ivul4KLpkzs


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