Introducción
-
"En psicología clínica, el tiempo es el cuaderno donde se escribe la vida: nos invita a interpretar tu vivencia, comprender tu ser y caminar contigo hacia una existencia auténtica."
¡Hola! Como psicólogo, te puedo contar que el tiempo es como nuestro mejor amigo en el trabajo clínico. No solo nos ayuda a ponerle nombre a lo que te pasa, sino que también nos guía para encontrar el mejor camino para ayudarte. En este articulo, vamos a explorar por qué el tiempo es tan importante en psicología clínica, desde cómo lo usamos para diagnosticar hasta cómo nos permite conectar contigo de una manera más profunda. Lo vamos a explicar en un tono claro y directo, como si estuviéramos hablando cara a cara en una sesión relajada.
1. El tiempo como criterio diagnóstico
Como psicólogos, confiamos en manuales como el DSM-5 y el CIE-11, que son como nuestros mapas para entender los trastornos. En esos mapas, el tiempo es súper importante porque nos ayuda a diferenciar entre algo normal y algo que necesita atención. Por ejemplo, todos pasamos por momentos de duelo, como cuando pierdes a alguien cercano. Pero ¿cuándo eso se convierte en algo más serio? El tiempo nos da la pista: si la tristeza dura más de lo esperado (como un par de meses según el DSM-5), empezamos a sospechar que podría ser un trastorno.
Además, cada trastorno tiene su propio “temporizador”. Para diagnosticar ansiedad generalizada, necesitamos ver que has estado súper preocupado por al menos seis meses. Si estás muy deprimido por dos semanas seguidas, podríamos estar hablando de un trastorno depresivo mayor. Y en el caso del estrés postraumático, los síntomas tienen que seguir presentes después de un mes desde el evento traumático. Como psicólogos, el tiempo nos ayuda a no apresurarnos y a asegurarnos de que el diagnóstico sea el correcto antes de planear cómo apoyarte.
2. El tiempo como indicador de cronicidad, agudeza o remisión
El tiempo también nos sirve como una especie de brújula para entender cómo está evolucionando lo que te pasa. Hay problemas agudos, que aparecen de repente y son intensos, pero suelen mejorar rápido con el tratamiento adecuado, como un episodio de ansiedad por una situación específica. Luego están los crónicos, que son más tercos y pueden durar meses o años, como algunas formas de depresión o esquizofrenia. También hay casos recurrentes, como el trastorno bipolar, donde los episodios vienen y van con momentos de calma en medio.
Y luego está la remisión, que es cuando vemos que estás mejorando, ya sea un poquito o totalmente. Por ejemplo, si llevas seis meses sin síntomas de depresión, como psicólogos decimos que estás en remisión sostenida. Este tipo de información nos ayuda a decidir si seguimos con el mismo plan o si necesitamos ajustar el rumbo, asegurándonos de que el tratamiento sea lo que realmente necesitas en cada momento.
3. El tiempo en la comprensión fenomenológica
Aquí va algo un poco más profundo, pero fresco, te lo explico como psicólogo en un lenguaje sencillo. Hay enfoques, como los de Karl Jaspers o Medard Boss, que nos enseñan que el tiempo no es solo lo que marca el reloj. Para nosotros, el tiempo es cómo tú lo vives en tu mente, algo que llaman Erlebniszeit (o “tiempo vivido”). Por ejemplo, un ataque de pánico que dura cinco minutos puede sentirse como una eternidad y afectarte más que una semana de tristeza leve.
Como psicólogos, también prestamos atención a cómo vives el tiempo en tu cabeza. ¿Estás atrapado en el pasado, reviviendo algo que te marcó? ¿O tal vez tienes miedo de lo que viene en el futuro? A veces, sentimos que tu vida está como “desconectada” del ritmo del mundo, algo que pasa mucho en la depresión o la esquizofrenia. Entender tu experiencia del tiempo nos ayuda a conectar con lo que sientes de verdad y a darte un apoyo más humano y personalizado.
4. El tiempo como factor pronóstico
Como psicólogos, el tiempo también nos da pistas sobre cómo podría evolucionar tu situación. Si un trastorno lleva mucho tiempo, como años, suele ser más complicado de tratar, como en la esquizofrenia o el trastorno obsesivo-compulsivo. El tiempo también nos ayuda a evaluar si el tratamiento está funcionando o si hay que cambiar de estrategia. Si llevas meses en terapia y no vemos avances, podríamos probar algo nuevo, como combinar terapia con medicamentos.
Otro punto clave es cuándo empezó el problema. Si algo como la esquizofrenia aparece en la adolescencia, es probable que sea más difícil de manejar a largo plazo. Pero si la depresión te pega más tarde, podría estar relacionada con algo específico, como un cambio grande en tu vida o incluso con el envejecimiento. Como psicólogos, usamos esta info para planear mejor, desde prevenir que las cosas empeoren hasta ayudarte a manejar algo que quizás no desaparezca del todo.
5. Tiempo y relación terapéutica
Hacer un diagnóstico no es algo que hacemos en cinco minutos. Como psicólogos, necesitamos tiempo para observarte, charlar varias veces y seguirte a lo largo de varias sesiones. Este proceso nos permite ver patrones, entender qué te está afectando y cómo cambian tus síntomas. Es como armar un rompecabezas: cada cita nos da una pieza más para ver la imagen completa.
Además, construir una relación de confianza contigo también toma tiempo. Al principio, puede que no te sientas listo para contar todo, y está bien. Pero mientras más charlamos, más cómodos nos sentimos los dos, y eso nos permite entender mejor lo que te pasa. Por ejemplo, alguien con estrés postraumático podría tardar meses en compartir algo súper personal. Ese tiempo que invertimos en conocernos no solo nos ayuda a diagnosticar mejor, sino que también te da un espacio seguro para trabajar en lo que necesitas.
6. Errores derivados de ignorar el tiempo
Si como psicólogos no le ponemos atención al tiempo, podemos cometer errores grandes. Por ejemplo, si diagnosticamos muy rápido, podríamos exagerar y decir que tienes un trastorno cuando solo estás pasando por un momento duro. Imagina que estás triste por una pérdida y te decimos que tienes depresión sin esperar a ver si mejoras. Eso puede llevar a tratamientos que no necesitas, como tomar medicamentos de más.
Por otro lado, si nos tardamos demasiado en diagnosticar, podríamos dejar pasar algo importante. En casos como el autismo o la ansiedad severa, actuar rápido puede hacer una gran diferencia. Como psicólogos, tenemos que encontrar el balance justo: ni apresurarnos ni dejar que las cosas se acumulen. El tiempo es nuestra herramienta para tomar decisiones más acertadas y ayudarte mejor.
7. Conclusión
Como psicólogos, el tiempo es mucho más que un reloj tic-tac. Es nuestra guía para entender si lo que te pasa es algo pasajero o algo más serio, si lleva tiempo contigo o apenas empieza, y si estás mejorando o necesitamos un nuevo plan. Nos ayuda a conectar con cómo vives el tiempo en tu mente, a construir una relación de confianza y a evitar errores que podrían complicar las cosas. En psicología clínica, el tiempo no solo pasa: lo usamos para darte un diagnóstico más preciso, un tratamiento que realmente funcione y un espacio donde te sientas escuchado. Así que, la próxima vez que pienses en terapia, recuerda: el tiempo es nuestro aliado para ayudarte a estar mejor.