Barack Obama y la marca de la esperanza


No sé cuándo ni cómo Eva Durán se convirtió en poeta y escritora. Tampoco cuándo logró convertirse en librepensadora. Lo cierto es que sus poemas son muy buenos, también la forma como escribe.
Lo cual me lleva a discernir que Durán, surgió de un algo muy fuerte. Un “algo” que la impulsó a escribir el poema Malamor con una bien combinada fórmula de hilvanar la prosa y hablarnos de aquellos “amores como garfios, malditos que te cortan el alma, que se te meten por las uñas furtiva, malévolamente, y que “te comen por dentro”.
No en vano la poetisa ha sido reconocida por innumerables instituciones de incuestionable reputación literaria en Latinoamérica y España, y que deben abrirle la puerta para que siga adelante en su carrera.
Sin embargo, debo reconocer que su crítica de Barack Obama es tan malévolamente desacertada como falta de sindéresis. Cuando la irreverente poeta dice que Obama surgió “literalmente de la nada”, (aún no sé qué se es y qué no cuando se surge de la nada) hace creer que sabe y conoce, no por referencias subjetivas que pudo leer o ver en alguna parte, si por conocimiento de causa, todas aquellas circunstancias que rodearon la vida del flamante estudiante de leyes y futuro líder, que aun en la criticable postura de la Nación más poderosa del mundo frente a muchas situaciones en el orden mundial, es lo mejor que podemos tener.
Si haber surgido de la nada significa haber nacido en Honolulú y ser negro con aspecto de coleto local, e ir a Columbia y Harvard y graduarse la escuela de leyes de la Harvard Law School, vaya y venga. Entonces la nada da buenos líderes.
El nieto de la abuela blanca de Kansas e hijo de un keniano, criado en medio de la escasez en Hawai e Indonesia, fue elegido en 1990 como el primer presidente afroamericano de la 'Harvard Law Review', ninguna revista de medio pelo.
Quiero recordar que con ese hándicap, Obama a pesar de la fealdad de la que habla Durán, (ya que esto es relevante para su crítica), logró convertirse en Senador por el Estado de Illinois en 2005, tras presentarse de la misma “nada” ante el cerrado circulo senatorial en Chicago y convencerlos de sus aspiraciones, luego de venir de una derrota por la contienda electoral en el año 2000 por una curul en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Muchas personas estuvieron tras el ascenso del activista barrial que llegó a salvar al Partido Demócrata, tras descollar con un electrizante discurso en que habló de la esperanza en la convención central de este Partido en 2004 en Boston.
Hablo de David Axelrod y David Plouffe y otro pocotón de personas más. Como quien dice el diablo solo no hace verano.
El dinámico candidato venció así a la vieja guardia democrática manejada entonces por los todopoderosos Clinton.
A Obama no lo ayudaban ni los nombres ni las influencias religiosas, en un convulsionado y paranoico mundo tras la caída de las torres gemelas. Pero esas nimiedades cedieron paso a su preparación. Esa es la base del liderazgo, no es otra que la preparación, condición sine qua non que serviría como camino más apropiado y expedito para un ejercicio político más eficaz, aquí y en la conchinchina.
Si ser el quinto legislador afro en el Senado de los Estados Unidos, primer candidato negro del Partido Demócrata y dos veces presidente de esa Nación, es acceder mágicamente a ser alguien, no hacer nada, carecer de mérito político alguno (qué sabrá la colega de estos méritos?) y carecer de pasado; apague y vamos.
Respeto las bases metafísicas y religiosas y no las discuto, en las que se apoya la poetisa cuando cita a Nostradamus, la marca de la bestia y el Apocalipsis porque no se nada de eso, ni creo que eso sirva de algo para forjar un mundo mejor y posible.
Lo lamento Eva pero creo que Obama es hoy por hoy, el mejor referente del nuevo liderazgo político para las nuevas generaciones. Hablo del hombre, no del Establishment, que es quizá a lo que quiso referirse el texto crítico a lo largo de su discutible planteamiento axiomático sin otras citas que una sarta de profecías y versículos.
Invito a los lectores que quieran conocer mejor a Obama a leer su libro autobiográfico “Sueños de mi padre” y otro en el que sienta las bases de su activismo político La audacia de la esperanza.


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