Vacunación en Cartagena: contra el miedo, la información


Por Marcela Madrid*

Hace unas semanas, Cartagena Cómo Vamos reveló una cifra alarmante de la que poco se ha hablado en la ciudad: solo el 50% de los cartageneros estaba dispuesto a vacunarse contra el Covid-19 si la vacuna hubiera estado disponible en febrero, cuando se aplicó la encuesta de percepción ciudadana.

¿Qué pasa con la otra mitad? El 22% de la población encuestada dijo que no se vacunaría y el 29% que estaba indecisa. Este panorama es tan dramático como paradójico, pues la misma encuesta revela que más del 70% de los cartageneros y cartageneras perdieron el empleo en el último año a causa de la pandemia. Además, la mitad se considera pobre y el 30% cree que su salud mental ha empeorado.

La única solución definitiva a todos estos males es la vacunación masiva, de lo contrario seguiremos viviendo en medio de cuarentenas y toques de queda que ya ni los bolsillos ni la cordura aguantan. ¿Cómo se explica entonces que haya tanta resistencia a ella? La misma encuesta lo responde: el 40% de quienes no se vacunarían dicen que no tienen suficiente información sobre la vacuna, el 28% cree que tiene efectos adversos y el 15% no cree que sea efectiva.

A esa falta de información que se percibía en febrero se ha sumado la confusión y la desinformación desde que se puso en marcha la vacunación en el mundo. Además, la paranoia sobre supuestos efectos graves de algunas vacunas y el hecho de que varios países decidieran suspenderla por prevención no son asuntos menores.

No se trata de que la gente esté rechazando la vacuna sin fundamento o por puro capricho, como he visto decir a algunos expertos en Twitter. Lo que indican estas cifras es que en todo el país hay vacíos de información que se están llenando con miedo. El resultado: entre un 12% y un 15% de las personas convocadas a la fase uno en Colombia ha manifestado que no quiere ponerse la vacuna, según cifras de Acemi que reveló Mutante esta semana.

La frustración de ver cómo nuestra mamá, nuestro tío o un abuelo prefirieron perder su turno de vacunación y seguir expuestos al Covid debe ser incalculable. Pero en vez de juzgar esos miedos, fundados o no, el deber de los familiares, los gobiernos, los periodistas y cualquiera que tenga un micrófono o una voz con influencia es llenar esos vacíos con información confiable, traducida y accesible para todo el mundo.

Un buen ejemplo de esto lo dio el alcalde William Dau cuando publicó en redes sociales el video de su primera dosis en el que mostraba que su única preocupación era el largo de la aguja: “¡joda, esa vaina me va a atravesar el brazo!”.

Un primer paso para llenar los vacíos de información es no subestimar ninguna noticia falsa, por más absurda que parezca, y desmentirlas una por una con argumentos claros, como lo hace la iniciativa radial Preguntas para Vera. Nos puede parecer ridículo tener que explicar por qué es mentira que la vacuna viene con un chip de Bill Gates, o que está hecha con fetos abortados, pero hay que hacerlo.

Mitos vacunas Mutante

Una segunda estrategia contra el miedo puede ser mostrar el futuro. Deberían ser virales las fotos y los testimonios de Israel, donde la vida ha vuelto casi a la normalidad gracias a la vacunación. Luego de inmunizar al 57% de su población, este país de 9 millones de habitantes reporta menos de 200 casos diarios de Covid y la gente volvió a los bares, los ritos religiosos y las universidades. La vacuna no les insertó un chip ni los enfermó, en cambio les está devolviendo la vida y la economía. Ojalá el futuro también nos demuestre que, como ocurrió en Reino Unido, la confianza hacia las vacunas aumenta una vez se pone en marcha el plan de vacunación.

Por supuesto que la vacuna no llegará a resolver los problemas históricos que carga nuestra ciudad, claro que no acabará con la pobreza ni con la informalidad, pero al menos es la primera herramienta que tenemos para volver a empezar.

 

* Comunicadora de Dejusticia


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