Y tan desesperados estamos que pretendemos incluso desconocer todo el derecho internacional, dando un excelente ejemplo a nuestros ciudadanos: Podemos desconocer un fallo jurídico siempre y cuando no nos convenga.
Pero discutir sobre los errores en la defensa legal de nuestro territorio es demasiado presuntuoso para mi, que no conozco los detalles ni soy especialista en derecho internacional. Tal vez pueda decir que ya estamos jodidos y que cualquier cosa que hagamos va a resultar mal y va a traer nefastas consecuencias.
Pero con seguridad puedo decir que en la perdida de área marítima no falló un gobierno, si no todo un estado que solo habla de soberanía cuando es conveniente, porque la mayor parte del tiempo mira por encima del hombro y con un desprecio proporcional a la distancia que lo separa de Bogotá.
Porque la soberanía de nuestro estado es de mandar barcos de guerra para que vean que grande la tenemos, pero mientras tanto, todas esas zonas alejadas del Palacio de Nariño, carecen de inversión social, de siquiera un hospital decente, de una simple carretera, de la mas básica agua potable, de las oportunidades que si le brindan a donde de verdad se hace soberanía y por el contrario nos miran como zarrapastrosos, como bandidos que desconocemos una ley que nos oprime, pero no nos da los medios para vivir decentemente.
Y es que ayer oía al Vicepresidente decir que si a el le hubiera dado un infarto en San Andrés se hubiera muerto y créeme Angelino que si te da en La Guajira te pasa lo mismo, si te da en el Chocó también, y para no extender esto te la dejó hasta ahí porque me tocaría contarte de que sin ser vicepresidentes muchos colombianos de pie se mueren, ahí donde dice el estado que hace soberanía.
Soberanía de soldados, de barcos, de olvido, de mentiras.
Así que en el fondo lo que lloramos es por el juguete perdido que nunca desempacamos.