Antes de iniciar este escrito comencé a buscar dentro de mí qué enseñanzas me ha dejado este aislamiento preventivo obligatorio que estamos viviendo por causa del Covid_19, y luego de realizar una lista interna, descubrí que soy una persona más fuerte, compasiva y preocupada por mantener en orden mis temas personales (casa, mercado, la ropa o lavar la loza, etc.),que antes no hacía ni por error, que valora y admira lo mínimo y sencillo que te ofrece la vida, como un abrazo o un beso de la familia y de los amigos. Yo soy de Cartagena, pero hace 13 años vine a probar suerte a Bogotá, ciudad a la que le debo todo y precisamente acá,por temas laborales, me “cogió” la cuarentena, lejos de mi madre y de mi familia, con quienes gracias a la tecnología, que acerca vidas y corazones, me puedo conectar casi todos los días, dialogar, intercambiar recetas, oraciones y algunas risas. He descubierto, además, un talento oculto: sé cocinar, que por falta de tiempo por mi demandante trabajo o más bien, por mi falta de disciplina en ese sentido, no había querido explorar y lo mejor de todo es que ahora lo disfruto; antes subsistía a punta de domicilios. Todos los días decía: Dios bendiga a los creadores de las aplicaciones que ofrecen este servicio. Desde que iniciamos la cuarentena obligatoria, mi día comienza a las 6:30 a.m. leyendo noticias, posteriormente hago ejercicio y me tomo lo que yo llamo mi bebedizo mágico, agua caliente con limón y jengibre, me baño, desayuno y comienzo con mis labores en mi nueva oficina: el balcón de mi casa, con ropa cómoda, mientras pienso qué voy a preparar para el almuerzo. Yo no sé tú, pero yo tengo algunas cosas que agradecerle a esta coyuntura actual, no todo ha sido malo y con certeza les digo que de este aislamiento saldré siendo una mejor persona, que aprende a vivir con lo necesario y más consciente de que la vida es un ratico y debemos vivirla a plenitud y sin tantos perjuicios; debemos prestar más atención a nuestra salud, a las cosas más profundas, a nuestra familia, a nuestras pasiones y no necesariamente cuando una pandemia nos ataca y estamos obligados a encerrarnos en casa. Aprovechemos este tiempo para informarnos correctamente sin saturarnos, cuidar a quienes comparten con nosotros la cuarentena, comunicarnos con nuestros amigos, hacer ejercicio, practicar algo nuevo. Si te abrumas llora, grita, déjalo salir, luego te sacudes y sigues adelante. Si puedes ayudar a los demás de alguna forma, hazlo, lo que para ti sea valioso. Me despido y les dejo este conocido adagio persa:
“Esto también pasará. Cuando las cosas estén mal, recuerda: No será siempre así. Toma un día a la vez. Cuando las cosas estén bien, recuerda: No siempre será así. Disfruta cada momento”.
Gam Ze Yaavor — Esto También Pasará