Los Imparablex son personas reales


En esta oportunidad no voy a hablar sobre política ni sobre tips para conseguir una comunicación efectiva y asertiva en las organizaciones, sino sobre una experiencia maravillosa que tuve la oportunidad de vivir, acompañada durante todo el fin de semana de un grupo de personas que yo denomino “reales”. Reales porque trabajan duro y luchan cada día, de forma honesta y apasionada, con una meta clara: conseguir sus sueños. La historia de cada uno de ellos tiene un ingrediente diferente, pero con el mismo origen: las ganas de salir adelante y ser libres; libres financieramente, libres emocionalmente, libres de la esclavitud laboral, entre otros. Y lo viven con un convencimiento único, por eso se llaman los Imparablex.

Los Imparablex son más que un negocio de bebidas saludables que opera en 18 países de América, son un grupo de personas que sueñan con cambiar el mundo y transformar vidas, del cual me enorgullece decir que soy parte.

 Y muchos pensarán: ¿Por qué dedicarles una columna de opinión? Porque en lo personal dejaron una huella y abrieron su corazón para enseñarme, sin ni siquiera saberlo, que la vida se trata de ser felices, de ayudar y servir a otros sin esperar nada a cambio y a que un buen liderazgo puede ayudar a cambiar los sistemas, a veces con ambientes no tan sanos, en donde solo se piensa en el bien particular y no en el general. Lo que te lleva a recordar que es importante agradecer por todo lo que tenemos, por el simple hecho de respirar. ¡Estamos vivos y eso ya es ganancia!

Este retiro realmente fue transformador, porque por primera vez me sentí libre de hacer y expresar lo que quisiera sin miedo a ser juzgada u observada sin límites. Los que me conocen saben que, sin importar las circunstancias, soy una persona abierta, carismática y sociable, pero en esta oportunidad no solo sentí esa confianza, sino que entendí que la vida se desprende de otro tipo de valores, de procesos, enfatizado en el respeto por el otro.

Diría Tony Robbins en su libro “Poder sin límites” el problema esencial del desarrollo personal no está en las circunstancias, sino en nuestra actitud vital, tal cual fue lo vivido en este encuentro, sacándonos de la burbuja que contiene elementos como el falso poder, la excentricidad y el ego, que nos hace olvidar de lo importante, el fin último de la vida: Ser plenos y felices.

Los tiempos de Dios son perfectos y en estos días entendí que esta comunidad de buenas personas, llegó a mi vida como un punto de equilibrio y a reforzarme que la dignificación del ser humano es lo más importante.

Estas líneas las escribo para reconocerles y agradecerles por haber sembrado una semilla diferente en mí. Espero verlos pronto.

 

 


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