VAR O NO VAR


ilustración del VAR

Bueno, ya es oficial. La FIFA ha ratificado la aprobación de la IFAB. Es un hecho que el VAR –el sistema de videoarbitraje– será utilizado en el próximo mundial de fútbol que ya está a menos de noventa días de iniciar.

Antes que nada, veamos en profundidad cuál es la reglamentación del VAR, su justificación y cuáles son los casos en los que se aplica.

Según fuentes de la FIFA, el objetivo principal de este sistema de videoarbitraje es el de “eliminar los errores claros” de los árbitros, esos que pueden significar grandes injusticias, que pueden definir partidos y campeonatos. La expresión precisa que usan los impulsadores del VAR para mostrar el espíritu de la nueva reglamentación es “minimun interference, maximun benefit”, es decir mínima interferencia con el máximo beneficio.

El VAR se aplicará en cuatro casos concretos:

GOLES: Busca ayudar al árbitro a determinar si hubo alguna infracción al reglamento que impida la concesión de un gol ya anotado.

PENALES: Ayuda al árbitro a evitar o corregir equivocaciones en torno a los penales, ya sea porque se haya concedido un penal erróneamente o porque no se haya concedido un penal claro.

TARJETAS ROJAS: Ayuda al árbitro a evitar errores en torno a la expulsión de un jugador, ya sea porque no expulsó al merecedor de este castigo o porque expulsó a un jugador injustamente.

CONFUSIÓN DE IDENTIDAD: Ayuda a aclarar errores en relación a amonestar o expulsar al jugador equivocado.

Para los casos señalados, se sigue un procedimiento ya establecido que no deja de tener sus ambigüedades:

  1. Ocurre la jugada polémica. La iniciativa la puede tomar el árbitro central al solicitarle a los asistentes de video (uno por cada 12 cámaras que registren el partido) que revisen la jugada o puede ser que la iniciativa la tomen los asistentes de video que le informan al árbitro de la irregularidad.
  2. Los asistentes de video revisan la jugada e informan lo observado al árbitro central.
  3. El árbitro central puede simplemente tomar la decisión de seguir la observación de los asistentes de video o puede optar él mismo por ver la jugada en una pantalla que se dispone junto al campo de juego y así tomar la decisión final.

El sistema VAR se probó en numerosos partidos de algunas ligas y recientemente en torneos de la importancia de la Copa Libertadores, el Mundial de Clubes y la Copa Confederaciones. Según la FIFA, los resultados fueron contundentes pues gracias a este sistema el nivel de precisión de los árbitros pasó del 93% antes del VAR (¡increíble! pensaba que era mucho menor) al 98%. Además, frente a los temores de que con el VAR los partidos se iban a ver llenos de interrupciones, la FIFA obtuvo como resultado de sus experimentos que sólo se efectúa una revisión de jugada cada tres partidos.

 

La polémica

A pesar de la contundencia de los resultados, que lleva a algunos a afirmar sin dudas que gracias al VAR se erradicaron del fútbol los errores arbitrales claros, hay mucha polémica. Soy de los que creo que este sistema no le hace bien al fútbol, al menos como está reglamentado hoy, y trataré de argumentar por qué.

Jugadas no contempladas

Lo primero que le nace a una persona curiosa como yo es imaginar posibles jugadas y situaciones que no se hayan contemplado en la reglamentación del VAR. Veamos una: un jugador del equipo A está atacando en el área del equipo B y es víctima de una falta (penalti) que el árbitro no percibe. Mientras los asistentes de video ubicados en una cabina alta del estadio revisan la jugada en sus monitores, el equipo B recupera la pelota y arma un contragolpe veloz que termina en gol. Mientras los jugadores del equipo B celebran, los asistentes de video le informan al árbitro que hubo penal a favor del equipo A ¿Qué pasa entonces? ¿se anula el gol del equipo B? ¿o se concede el gol pero sí se sanciona el penal a favor del equipo A? ¿no se supone que luego de un gol el juego se reanuda siempre con saque de centro?

Errores cometidos con el VAR

Los futboleros de este lado del mundo recordamos el uso del VAR en la última semifinal de la Copa Libertadores entre River Plate y Lanús. El arbitro concedió un penal claro a Lanús gracias al VAR pero previamente había dejado de conceder otro penal claro a favor de River. En esa jugada, el jugador de River intenta pasar a un defensa rival en plena área levantando un poco el balón por el lado derecho de éste para superarlo por el izquierdo. El defensa mete sutilmente el brazo derecho evitando que la pelota pase y que el delantero de River quede en posición de gol. Todas las repeticiones de la televisión mostraban un claro penal pero el juez central del partido dejó seguir el juego y nunca recibió una alerta de los asistentes de video. En medio de la confusión, y mientras los jugadores de River pedían desesperados que el árbitro pidiera el VAR para revisar la jugada, los comentaristas de la transmisión de televisión sólo atinaron a concluir que los asistentes de video sí revisaron la jugada pero no consideraron ninguna acción de penal. Finalmente ese error fue decisivo en el resultado y River perdió el paso a la final. 

La apreciación de jugadas por repetición en una pantalla

Lo anterior se relaciona con otro tema polémico, el de las repeticiones de jugadas por video. Desde que tengo memoria he visto centenares de veces en la televisión cómo los narradores de los partidos o los periodistas en programas sobre fútbol no son capaces de ponerse de acuerdo sobre una jugada, una falta por ejemplo, que repiten una y otra vez. Si la pasan en cámara lenta no parece falta pero a velocidad normal sí lo parece. O que desde la cámara de atrás parece que lo toca pero desde la de adelante no parece. Pues bien, resulta que las herramientas que tienen los asistentes de video del VAR no son otras que estas mismas repeticiones. Finalmente siguen siendo seres humanos que interpretan unas imágenes que en muchas ocasiones son confusas y pueden llevar al error. El caso del penal Lanús-River es un claro ejemplo.

Arbitrar un partido

Pero tal vez el aspecto que más encuentro polémico a la hora de la implementación del VAR es el que tiene que ver con el espíritu de arbitrar un partido y con la naturaleza del juego mismo. El fútbol es uno de los pocos deportes, tal vez el único, en el que los árbitros son personalidades del mundo del juego. Son importantes, la gente conoce sus nombres y sus trayectorias. Esto sucede porque su trabajo es muy importante, difícil y único. No se parece en nada a ser juez de cualquier otro deporte. Tienen la ardua tarea de aplicar un reglamento muy abierto a nivel interpretativo sobre un juego simple en sus reglas pero por eso mismo complejo, impredecible, heterogéneo.

Quienes hemos tenido la suerte de arbitrar partidos más o menos serios sabemos que se trata de mucho más que marcar faltas correctamente. Un árbitro no pita un partido, lo administra. Un árbitro es la máxima autoridad en el campo de juego y debe tener la capacidad técnica y emotiva de llevarlo, de administrar justicia, de hacer que los jugadores respeten el reglamento pero al mismo tiempo de entenderlos y entender las condiciones particulares de cada encuentro. Debe ser severo y pedagógico, entender el fútbol y la psicología de los jugadores. Por supuesto que el éxito que tenga en sus objetivos depende en gran medida de la actitud que tengan los jugadores en el campo de juego. Eso por no hablar de las enormes dificultades técnicas que implica el tener que decidir en cuestión de segundos aspectos muy difíciles de apreciar como la intencionalidad de una mano –ahora se habla es de la naturalidad de la posición de ésta– el nivel de agresividad de una falta o los centímetros que separan a la pelota en movimiento del borde exterior del campo.

Claro, para eso está el VAR, dirán algunos. El asunto es que el VAR afecta la autoridad del árbitro en el partido. Aunque digan que lo sigue siendo, ya no es la máxima autoridad del juego. Ahora hay una entidad “supraarbitral” que se encarga de las decisiones difíciles. Ya vimos cómo en la reglamentación del VAR se deja abierta la iniciativa de revisar las jugadas polémicas tanto al árbitro como a los asistentes de video. Y es así cómo se desprenden situaciones aún no aclaradas.

Una consecuencia clara es que los árbitros pueden simplemente lavarse las manos en jugadas difíciles, dejar jugar y en todo caso otorgar la responsabilidad de la decisión a los asistentes de video. Si ellos no lo alertan ¡juegue! Esto trae implicaciones graves. Los árbitros no se sienten –porque no lo son– los administradores del partido, la última palabra. Antes, los jueces se hacían responsables por sus decisiones, así fueran erróneas.

Además, el VAR se constituye también en una especie de prueba de la claridad del árbitro ¡frente a decenas de miles de espectadores! Imaginemos que en un partido con VAR el árbitro no concede un penal y luego por revisión de video se le avisa de su error. Ese hecho ya le quita algo de confianza y autoridad no sólo frente a los equipos sino ante el público que lo ve inseguro. Pero sigamos imaginando que más adelante en el partido el árbitro vuelve a omitir una jugada a favor del mismo equipo y nuevamente el VAR hace la corrección. Público, jugadores y técnico se le vendrán encima y lo acusarán de parcialidad. Al no tener la última palabra, el árbitro pierde la seguridad –lo hemos visto en varios partidos– lo que repercute en aspectos disciplinarios pues un árbitro que sabe se sabe erróneo –y este error ha quedado expuesto ante todos durante el partido– ya no tiene la misma seguridad ni autoridad para amonestar o poner a los jugadores en su sitio. Al ser ambiguo el protocolo, ya estamos viendo en algunos juegos cómo ante cualquier jugada polémica en las áreas, los jugadores corren a protestar al árbitro pidiéndole que revise la jugada en la pantalla.

Un tema no menor son las suspicacias que se puedan generar. Si ya es común que los árbitros sean el ojo de sospechas por sus decisiones ¿qué pasa cuando se cometen errores graves con VAR? ¿se pensará que el error es intencional? Si no, veamos el caso del Lanús-River.

Faltas en los tiros de esquina

Por último, quiero saber qué va a pasar con los numerosos y fuertes forcejeos que vemos en las áreas de todos los partidos cuando se cobran los tiros de esquina. ¿Van a estar los asistentes de video pendientes de estas jugadas y dispuestos a pitar cualquier falta que vean?

El fútbol no está listo para el VAR

Por todo lo anterior considero que el VAR, como está concebido hoy en día y como va a ser aplicado en el próximo Mundial, aún está crudo en su desarrollo y afecta aspectos esenciales del fútbol. Para evaluar su éxito y permitir que se aplique en Rusia, la FIFA tuvo en cuenta sus estadísticas de disminución de errores pero no veo en ninguna parte un análisis de cómo el VAR afecta todos los demás aspectos del juego, sobre todo en la forma en que se arbitra un partido. Nada de esto se ha evaluado correctamente y por eso es un despropósito aplicar esta reglamentación al torneo más importante que existe en el mundo.

Tal vez en el futuro pueda funcionar mejor. Recojo una de las propuestas que he escuchado por ahí que plantea que cada equipo tenga derecho a pedir la acción del VAR un número limitado de veces por partido (dos por partido por ejemplo). De esa manera, el VAR –que sólo se aplicaría cuando es pedido por los actores del partido– se incluiría dentro de la estrategia de cada equipo y se armonizaría más con el juego y con la forma en que se arbitra un partido. ¿Qué otras mejoras puede tener el VAR?

Como será costumbre en este blog, propongo temas para la siguiente entrada:

  • elecciones presidenciales en Colombia
  • el cine colombiano y su público
  • la política: ¿es válido seguir hablando de derecha vs izquierda?
     


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