Los educadores del mundo debimos aprender de la primera epidemia SARS, que también comenzó en China en noviembre 2002, y que tocó a 29 países de Asia, Europa y America, aunque nunca en las proporciones de la epidemia causada por el SARS 2-COVID 19, y solo obligó al cierre de instituciones educativas de básica, media y universitara en tres paises: China, Hong Kong y Taiwán.
Anticipándose a una eventual nueva ola, muchos de los hábitos adquiridos desde entonces han permanecido en los países asiáticos hasta hoy (uso de tapabocas, distanciamiento físico, lavado de manos), generando confianza pública, lo cual explica en buena medida su rápido control de la actual pandemia, y pronto retorno a las aulas de sus niños y jóvenes.
Además, aceleraron la migración de la educación 100% presencial a la enseñanza- aprendizaje apoyado en plataformas tecnologicas, e incluyeron en sus planes estratégicos institucionales y del sistema educativo en su conjunto el componente de análisis de riesgos y planificación para distintas contingencias como pueden ser conflictos armados internos o externos, crisis financieras o catástrofes naturales.
Planear contingencias, “aprender a vivir en la incertidumbre” es de los aprendizajes o saberes más valiosos que debemos asumir las sociedades del siglo XXI, y que confirma su utilidad en la pandemia, como lo recordaba el gran filósofo francés Edgar Morin en entrevista con el canal de televisión France Info. A sus casi 100 años el próximo 8 de julio, dice que sólo ha vivido “lo inesperado y el hábito de las crisis”. Debemos aprender de ello, porque “en la historia sucede lo inesperado y volverá a ocurrir; creíamos que vivíamos en falsas certezas, con estadísticas, con predicciones, con la idea de que todo era estable cuando ya todo empezaba a estar en crisis, y no nos dábamos cuenta…”.
Coincidiendo con Morin, Bill Gates destaca también la importancia de desarrollar la capacidad de enfrentar la complejidad y la incertidumbre, y nos alerta cómo desde ya debemos prepararnos para una nueva pandemia o nuevos futuros inesperados. De alli que la educacion, la ciencia , el conocimiento deban seguir afilando sus estrategias, ayudando a desarrollar mejores diagnosticos, y creando un sistema global de alertas tempranas.
Estos aprendizajes deben estar en las mentes y corazones de nuestros gobernantes y educadores, mas aun cuando hemos experimentado tántos vejámenes a lo largo de nuestra propia historia colombiana, experimentado catástrofes de toda indole, y aún sufrimos la nueva pandemia mundial en nuestro propio terruño.
Que las buenas lecciones de los paises asiaticos nos inspiren a ser mas previsivos y volver con confianza a las aulas.