“El Tuerto” López visto por los ojos de una opita


Por: Luz Marina Tovar 

Día 6.   Poemas del “Tuerto López”.  
 

El nombre de LUIS CARLOS LÓPEZ, lo escuché en mis primeros años de bachillerato en Neiva en clase de Español y Literatura, cuando la profesora lo incluyó junto con José Eustasio Rivera, entre los mejores poetas colombianos. En ese entonces, por ser opitas ya recitabamos los poemas del vate huilense, como aquí lo hacían con los del “Tuerto”.  Posteriormente, cuando me casé,  mi esposo, que terminó su bachillerato en Cartagena, se sabía de memoria muchos poemas del gran poeta cartagenero, no olvidaré  el que trae este epígrafe de Swift: ”Papá, quien es el rey? Cállate,niño, porque me comprometes”, titulado  Medio Ambiente, como tampoco en el que se queja a la luna, por su silencio, al haber visto robar en despoblado y el ladrón era un juez municipal (es esa época ambos éramos jueces).

“El tuerto” López no tiene poema malo, de modo que, del  libro  “OBRA POÉTICA” editado por El Círculo de Lectores, tomé de entre los que tenía hace mucho tiempo subrayados: 

1. DESPILFARRO. Incluido en “MI VILLORRIO”, el primer poemario que se editó en 1908. 

2. SERENATA y 

3. VERSOS PARA TI. 

Estos dos últimos corresponden a los publicados en 1920 con el título “POR EL ATAJO”. 
Son unos poemas satíricos, burlescos, irónicos, con rabia, y los amorosos, antirrománticos, el último en su parte final con tristeza.

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DESPILFARRO

Cuando te mire a solas/
la ola de la soberbia de tu orgullo aplaca,/
que al fin te humillarás como las olas/
se humillan sollozando en la resaca.

La vida viene y va…
        Con la perdida
juventud, sin un sol de primavera,/
!que amarga viene a ser la despedida/
para quienes, cual tú van a la vida/ 
como las ondas van a la ribera!

Sobre este poema, Guillermo Alberto Arévalo en la Edición Crítica de la Obra Poética de Luis Carlos Lopez, dice: “Este tema, en muchos de los sonetos satíricos de Quevedo y de Góngora, le sirve a López también, como a ellos, para contraatacar a algún contemporáneo cuyo orgullo le inspira un “Despilfarro” poético incisivo, en el que llamándolo a reflexionar sobre lo fugitivo de la vida, lo acusa de inútil y vano: …”   en los tres últimos versos que transcribe.    pag 82 Ediciones del Banco de la República, Talleres Gráficos 1976.
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Serenata

Asómate a la ventana para tirarte un limón.
Victor Hugo

¡Ay, Camila, no vuelvo/ ni al portón de tu casa,/ porque tú, la más bella/ del contorno, me matas/ con promesas que saben/ a bagazo de caña!

¡Nada valen mis besos/
y achuchones! ¡Y nada
si murmuro en tu oreja,/ tu orejita de nácar,/ cuatro cosas que tumban/ bocarriba a una estatua!

¡Ah, te juro que nunca/ tornaré por tu casa,
ya que tú, más bonita/ que agridulce manzana, tienes, ¡ay!, la simpleza/ del icaco y la guama!

¡Y eres más que imposible,/ pues tus mismas palabras/ son candados, pestillos,/ cerraduras y aldabas/ de tus brazos abiertos/ y tus piernas cerradas!

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Menciona Guillermo Alberto Arévalo, en el libro antes mencionado, que con base en objetos colores y comparaciones, baja de grado la poesía romántica, creando una “antibelleza”, un “antiamor”, no sólo con la airada despedida “que se disuelve en ironía frente a Camila, que ‘me matas con promesas / que saben a bagazo de caña’, y a pesar de ser bonita como manzana es simple como el ‘icaco y la guama’ “ . Pag 84. Y qué  decir de la forma en que termina la última estrofa …   A “Tuerto” ingenioso para zaherir de esa manera.

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Finalmente, un poema amoroso y triste, con rima y gran musicalidad.  Destaco el enlace que hace de la palabra farol del último verso de la primera estrofa con el que plasma al  culminarlo.

Versos para ti
Y sin embargo, sé que te quejas.
Bécquer

Te quiero mucho. Anoche, parado en una esquina,/ te vi llegar... Y como si fuese un colegial,/ temblé cual si me dieran sabrosa golosina.../ Yo estaba junto a un viejo farol municipal.

Recuerdo los detalles, cualquier simple detalle/
de aquel minuto: como si fuese un chimpancé,/
la sombra de un mendigo bailaba por la calle,/
gimió una puerta, un chico dio a un gato un puntapié...

Y tú pasaste... Y viendo que tú ni a mí volviste/
la luz de tu mirada jarifa como un sol,/
me puse más que triste, tan hondamente triste,/ ¡que allí me dieron ganas de ahorcarme del farol!

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Caratula del libro de Guillermo Alberto Arévalo
El libro es maravilloso, en esta primera edición, no en otras, trae los poemas en facsímil.

 


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