“Si la poesía no surge de una necesidad, ¿qué es?”, se preguntaba el gran poeta alemán, Rainer Maria Rilke; el elemento poético no está fuera de nosotros, sino en nuestro yo más profundo; es un camino hacia abajo, es un descender hacia la soledad personal, “somos soledad”, dice. Para otros la poesía es un ascenso a lo universal, pero para él, como para mí, es descender a lo más profundo de uno mismo.
En Cartas a un joven poeta, escribe con frecuencia sobre la necesaria búsqueda de sí mismo en los recuerdos de la infancia “ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo”. La maravillosa etapa de la vida en la cual no comprendemos nada. “No comprender es estar solo” y estar solo es ese momento propicio para hacer poesía.
Como adultos atendemos a lo externo, creemos que lo sabemos todo y nos importa mucho el qué dirán. Por eso aconseja al joven poeta: "Lea sus versos como si fuesen ajenos y sentirá en lo íntimo cuán suyos son".
El estado verdadero del ser es la soledad. Las decisiones trascendentales siempre se toman en absoluta soledad, aunque nos rodee una multitud. Al pasar la vida, nos hacemos más conscientes de nuestra profunda y real soledad. Es en soledad, dice Rilke, cuando podemos crear y es cuando entramos en lo más hondo de nosotros mismos a escudriñar el auténtico sentido de ser y estar.
Hoy nos hacen creer que es más importante tener que ser; se nos ha involucrado en una carrera sin sentido para obtener elementos materiales que, supuestamente, nos darán paz y felicidad. Esa carrera incesante por lo externo nos aleja de la búsqueda de nuestro propio ser; esa indagación que nos permitirá decir lo que tenemos que decir y que nos ayudará a encontrar la verdadera paz interior.
En esa confusión entre ser y tener, la humanidad ha extraviado su camino… pasamos la vida creyendo que encontraremos la verdad, la paz y las palabras necesarias fuera de nosotros, pero al final, o algunos antes como Rilke, terminaremos entendiendo que la verdad está dentro de nosotros y que únicamente la encontraremos cuando estemos solos. La verdad de cualquier ser humano es la compañía de sí mismo.
Cuando logremos sentirnos en completa soledad podremos tal vez, encontrar el espíritu y la manera de expresarnos en medio de un silencio necesario.
Mientras tanto, solo vamos por la vida produciendo ruido.
Iliana Restrepo Hernández
Club de lectura Ábaco