Cartagena: prohibido olvidar los audios


La primera vez que expresé públicamente que Manolo Duque debía renunciar como alcalde de Cartagena tras conocerse el escándalo de la presunta elección irregular de la Contralora, le escuché a alguien decir: “no hay cuña que más apriete que la del propio palo”, por aquello de que fuera una periodista quien estuviera alzando la voz contra otro periodista.

Pero en ese  momento no éramos dos periodistas: yo fungía como activista y él como el alcalde de todos los cartageneros y cartageneras y como tal el principal garante del cuidado de los recursos públicos que tan codiciados son para bandidos de toda clase.

Pues bien, luego de conocerse que José Julián Vasquez, primo hermano de Manolo era quien dirigía los rumbos de la ciudad tras bambalinas y que en varias conversaciones que fueron interceptadas por la Fiscalía se escuchaba cómo se pretendían robar el presupuesto del Distrito, cómo acomodaban estrategias para escoger una contralora que no interfiriera con ninguno de sus negocios, y cómo sobornaban a los concejales para tal fin, y luego de que la Fiscalía capturara a José Julián y a su hermano el alcalde, hoy, luego de casi un un año en la cárcel, los dos están en libertad por vencimiento de términos.

“Gracias a Dios”, “Se hizo justicia” o “Amigo bienvenido a casa” fueron varios de los mensajes que leí en redes sociales, e incluso el portal Política Heroica publicó una fotografía de Manolo con su familia y expresaron como medio de comunicación su regocijo por la libertad de Manolo y de José Julián. Hoy concluyó una odisea para la familia Vasquez y todos sus allegados. Bien por ellos.

¿Pero, y la ciudad? Cartagena aún sigue en su más grande odisea.

Respecto al proceso que aún se adelanta contra todos los implicados en ese caso, sólo diré que lo más probable es que Manolo hubiera negociado su libertad a cambio de no delatar a quienes estaban hasta el cuello de corrupción y que lo usaron a él como una marioneta para saquear la alcaldía. Así que no me extraña que dentro de poco lo absuelvan completamente, al igual que a José Julián y demás implicados.

Eso también obedece a la joyita de fiscal que tenemos en Colombia, que cada vez que quiere tapar un escándalo nacional se viene pa Cartagena porque sabe que aquí hay muchas ollas podridas, y que por donde se meta encontrará algo. Pero a la hora de concretar, nada de nada.

Pero lo cierto es que, sea cual sea el rumbo que tome el proceso judicial, los cartageneros y cartageneras no podemos olvidar los audios, no podemos echar en el olvido toda la desfachatez que quedó al descubierto con esas interceptaciones de la Fiscalía y que nos mostraron por primera vez la manera tan calculada y cínica como negocian con nuestros impuestos y con el presupuesto de la ciudad.

No podemos olvidar que toda esa corruptela dio inicio a un periodo de inestabilidad política y administrativa que generó otro garrafal error: generar tal confusión y pesimismo en las personas, que creyeran que Quinto Guerra, aún estando inhabilitado, era una opción válida para llevar los destinos de esta ciudad. Evidentemente no ha sido así.

Hoy invito a que no olvidemos, a que nos duela un poquito la ciudad, a que no seamos ingratos con nuestra Cartagena que resiste y resiste pero que cada día tiene menos oxígeno para sobrevivir. No olvidemos que viene un año electoral y que los mismos con las mismas querrán reencaucharse para seguir en el poder.

Ahh... y no  olvidemos que Dionisio Vélez, peor que Manolo y que Quinto juntos, sigue en la impunidad después de haberse mecatiado en cositas gran parte de los 250  mil millones de pesos con los que endeudó a la ciudad y que hoy en día no se ven por ninguna parte.

No olvidemos.

PD: Mi solidaridad con mi colega Ronald Rodríguez quien tuvo que exiliarse por amenazas contra su vida. Un gran ser humano y comprometido con su profesión. Para él y su familia, un abrazo.

 


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