El asesinato de general Iraní Qasim Soleimani, a manos de los EEUU ha generado todo tipo de especulaciones, sobre todo en las redes sociales, sobre la posibilidad de una tercera guerra mundial como resultado de una respuesta militar Iraní a este alevoso ataque. A continuación presento mis opiniones al respecto.
El mundo de hoy está caracterizado por la supremacía de los Estados Unidos sobre el resto de naciones del planeta. Luego de la guerra fría, el país norteamericano logra esta indiscutible posición hegemónica, sin un adversario de talla que le compita. Este estatus de superpotencia lo han conseguido los EEUU con su desarrollo económico sustentado por medio del poder de las armas. A partir de los años 90s los EEUU han desencadenado seis grandes guerras en el Medio Oriente, el Norte de África y el Este de Europa, con el fin de controlar fuentes de materias primas como el petróleo, conquistar mercados y lograr avances en sus posiciones geoestratégicas en Europa y en las fronteras de Rusia.
De esto dan cuenta la invasión a Irak I (1991); la guerra de Kosovo que desmembró a Yugoslavia (1998); las invasiones a Afganistán (2001) e Irak II (2003); la guerra en Siria (2011) y Libia (2014); sin incluir aquí los sucesivos golpes de Estado como el de Ucrania, y la desestabilización política de gobiernos independientes en América Latina y otras latitudes por parte de la CIA, en estas tres últimas décadas.
Estas políticas ofensivas de los EEUU traen consigo un elemento: la orden de ejecución de personalidades políticas y militares que son adversos a su sistema hegemónico, como ha sido el caso de Sadam Hussein, Muahmar Gadafi, y el asesinato la semana pasada del general Iraní Qasim Soleimani.
Actualmente los EEUU gozan de un poderío bélico descomunal. Tienen el mayor presupuesto de defensa del mundo que este año alcanza los 738 mil millones de dólares, de lejos por encima de sus antiguos aliados y adversarios en la II Guerra Mundial como Rusia e Inglaterra, y Alemania, Japón e Italia, respectivamente. Aunque China se ubica de segundo en el ranking de países con mayor inversión en defensa, con 250 mil millones de dólares, no es comparable con el poderío militar de los EEUU que supera al país asiático en recursos militares y en capacidad de combate.
Europa actúa sumisa frente al poderío norteamericano y el presupuesto de guerra de Irán es pobre, de solo 13.2 mil millones de dólares, una cifra irrisoria comparada con el conjunto del gasto militar mundial y con relación al gasto de los EEUU.
Los Estados Unidos controlan al mundo con más de 800 bases militares, tienen dividido al mundo en cinco comandos de guerra, uno para cada continente, y entre sus haberes, los EEUU cuentan con la OTAN, la poderosa organización militar del Atlántico Norte, a la que Colombia adhirió recientemente. Y como si se tratara de una película de la guerra de las galaxias, Donald Trump acaba de autorizar el "Space Command", una fuerza espacial militar para proteger intereses norteamericanos en el espacio cósmico, para controlar las comunicaciones del planeta y la información satelital con impacto en la economía global y en el terreno militar.
En este escenario Irán, que está rodeado de potencias regionales enemigas y aliadas de los EEUU como Arabia Saudita, e Israel, no tiene nada que hacer.
En la actualidad no existen unos bloques políticos y militares que preocupen a la elite de Washington, pues los EEUU cuentan con la OTAN que sirve a sus intereses geopolíticos, y cuyo presupuesto global, incluyendo el de los EEUU, alcanza el 1 billón de dólares para la guerra. Por otra parte, la organización para la cooperación de Shanghái, liderada por Rusia y China, que no es un bloque militar sino económico, con un alcance aún muy limitado, y donde Irán participa en calidad de observador.
Así las cosas, lo que nos muestra el actual panorama mundial, es una superpotencia hegemónica, con una enorme capacidad bélica y poder de intervención, que despliega una agresiva política exterior en los cinco continentes y ahora en el espacio exterior, y que con especial énfasis agrede a China, a Rusia y a los gobiernos que muestran independencia y soberanía respecto al hegemonismo norteamericano.
Vale aclarar que contrario a lo que representan los EEUU, China y Rusia no son naciones agresoras, es decir, no son una amenaza a la estabilidad y a la paz mundial.
Aunque las condiciones económicas y políticas vienen engendrado poco a poco la posibilidad objetiva de una confrontación de gran escala en el mundo, lo cierto es que estas aún no están maduras, y la posibilidad de una guerra mayúscula se hace improbable en estos momentos. Lo que si veremos es a los EEUU actuando como guardián del mundo y ejerciendo su dominación económica, política y militar casi a sus anchas.
Pero sin duda la crisis económica mundial, la recesión en los Estados Unidos, el déficit comercial, la enorme deuda, el fracaso de la globalización económica, las políticas hegemónicas norteamericanas, la alta concentración de la riqueza mundial en unos cuantos magnates y la enorme desigualdad social en el mundo, sumado a la creciente rebeldía de los pueblos en contra de las malas políticas que los rigen, y que reclaman un mundo con respeto a las soberanía de las naciones, son el prolegómeno de profundos cambios en el sistema mundial que observaremos seguramente más temprano que tarde.
La historia de la humanidad demuestra que no existe imperio invencible.
Por lo que respecta a Irán, el país árabe hoy no tiene capacidad de respuesta militar directa en contra de los Estados Unidos, pero sin duda, el resentimiento por la reciente humillación por la muerte del general Soleimani, se irá acumulando en la caldera del sentimiento mundial antinorteamericano.