Parecía que el Coronavirus había generado un clima de tranquilidad en la política de Cartagena. Pero bastó con que iniciaran las sesiones extras del Concejo para que otra vez salieran a flote las diferencias de los cabildantes con el Alcalde William Dau.
Un ejemplo son las cortapisas que un sector del concejo le pone a dos proyectos de acuerdo presentados por el alcalde a esa corporación y que son vitales para enfrentar el Coronavirus en la ciudad. Y la carta del concejal Wilson Toncel al Ministerio de Salud donde pide intervenir a Cartagena, quitar al alcalde del manejo de la crisis sanitaria y nombrar un gerente. Prácticamente un golpe de Estado.
Pero el alcalde Dau y su gabinete han entendido que no es el momento de confrontaciones políticas. Todo lo contrario. Lo que se requiere por estos días es la comunión de todos los cartageneros para enfrentar estos tiempos difíciles. Es lo que le conviene a la ciudad, pues por encima de las agendas políticas, lo que está en juego es la vida de miles de cartageneros.
Y es que no ha sido fácil para un gobierno que recién se acomodaba, tener que enfrentar una crisis de estas magnitudes, más aún tras haber encontrado a una ciudad endeudada y embargada, con una red pública hospitalaria en la quiebra, y con una población desempleada y empobrecida.
Con un agravante. Cartagena es una ciudad de alto riesgo dada su actividad portuaria y turística que la convierte en blanco fácil del contagio por su contacto permante con el mundo exterior.
Por eso al alcalde Dau le ha tocado hacer de tripas, corazón. Y a mi juicio, lo ha hecho bien. Y lo corroboran los cartageneros que le dan un 92% de aprobación por su gestión frente al manejo del Coronavirus.
Uno de los aciertos han sido las medidas adoptadas por el alcalde que han convertido a Cartagena en referente para el gobierno nacional y para otros alcaldes y gobernadores del país. Son 13 decretos expedidos por Dau para contrarrestar el contagio del virus, siendo la ciudad que primero prohibió las aglomeraciones de personas, dictó el toque de queda y la calamidad publica. Si hoy en Cartagena no existen más contagios y muertos es por la diligencia como se han implementado estas restricciones.
No es el momento de peleas, hay que rodear al alcalde. Así lo pide el Editorial de El Universal de hoy, y es el parecer de la administración. Su Secretario del Interior David Múnera lo resumió con un llamado a los concejales:
" _Invito a los concejales a trabajar de manera mancomunada en contener el virus, se requiere la unidad de todos los cartageneros en un frente común ante un enemigo tan peligroso. No es el momento de las discusiones ni peleas, la ciudad está por encima de todo"._
No estamos para zancadillas y mucho menos para revanchismos. Como están hoy las cosas, desearle que le vaya mal al alcalde, es desearle que le vaya mal también a la ciudad.
El alcalde Dau debe seguir con la ruta que trae, por un lado, las medidas de fondo para contener la propagación del contagio, y continuar con la ayuda humanitaria para mitigar el hambre y la sed de los cartageneros en esta difícil coyuntura.
No es hora de peleas, la ciudad está por encima de todo.