FIESTA EN CORRALEJAS


 

Esteban Navajas, Dramaturgo Colombiano en su obra de teatro La Agonía del Difunto, lo dijo, no hay nada mas bueno que una parranda con Banda Pelayera ripiando porro en una finca de Gamonal. Al solo de un bombardino empezando con María Barilla y El Balay, se prende La Fiesta y es el aquelarre, es el estallido del jolgorio desenfrenado, y ya al filo de las cuatro de la tarde es cuando el alcohol ha hecho su mejor trabajo porque la mitad de la concurrencia esta en el paroxismo del delirio colectivo de seis horas de música, comida y ron y japiando y guapirriando (amigos del interior del pais no busquen estas palabras que no están en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua) donde todos celebran porro a porro los que va soltando una Banda con pergaminos como la de Chocho Sucre.

Todo se tiene en proporciones Faraónicas, la música, el trago y la comida, es el festival de la abundancia y la generosidad de quien tiene para gastar y manda, en lo que hace a los alimentos para sostener el licor, verbigracia, el suero a raudales se fumiga en los toletes y trinquetes de yuca y plátano, que son de las mejores viandas y guarniciones costeñas, con el mas harinoso ñame importado de San Cayetano Bolivar, y ni que decir de las exquisiteces de los chicharrones de cerdos criados con afrecho de maíz, de los carneros tiernos guisados con cerveza, de las arepas de huevo y buñuelos de maíz verde, todo se sirve por montón y seguido, para energizar la parranda.

Estas fiestas son el microcosmo representativo de una costeñidad feudal que subsiste en nuestra tierra, y seguirá existiendo por muchos años mas, porque conforme las estructuras económicas y de poder que por décadas han formado nuestro tejido social, así seguirán dándose expresiones culturales como las Fiestas en Corralejas, las que queramos aceptar o no, hace parte muy arraigada de nuestra cultura, así implique, la no aceptación cultural para la mayoría de los interioranos de nuestra Colombia.

Si miramos en pura lógica a través de las reglas de la experiencia, y aquí saco la técnica procesal de abogado, no hay nada mas ridículamente violento que una Fiesta de Corralejas, el éxito de esta y ahí se mide la intensidad del morbo colectivo, esta dada por el número de muertos que se hayan producido por las embestidas de los Toros a Manteadores e imprudentes.

Y digo violento y ridículo, porque el espectáculo es precisamente eso, ya que nadie entiende como es que una multitud de ebrios osa enfrentarse con mantas, ponchos y paraguas a un Toro Bravío de 450 kilos, y con inimaginables números espontáneos de Circo de Pobres, como los banderilleros en Moto, si, dos tipos en una moto arrancan a toda velocidad a ponerle las banderillas al Toro, si tienen éxito es el aplauso y aprobación de la concurrencia, pero si fallan, es el desastre de una moto vuelta mierda con el par de artistas volando por los aires, y de la carcajada hasta uno desatornillarse de la risa, pasa ipso facto al terror de ver como el El Toro engancha a la gente imprudente cual muñecos de trapo. Al fondo estalla nuevamente la salva de aplausos porque el hombre se levanto y salió corriendo airoso, de inmediato suena la Banda con la canción de Pedro Flores Los Sabores del Porro.

Lo triste, es que más allá de la violencia connatural de unas fiestas como las de Corralejas, ya hay manifestaciones de esquizofrenia, no de un pueblo que sale a matarse para divertir a los Ricos, sino de una muchedumbre de desesperados que evidencia que las cosas no pueden seguir como van, con hambre, desempleo, desesperanza, y ya amenaza en un crecimiento de la violencia en forma de espiral y exponencial. Es evidente que el problema no esta en las Fiestas en Corralejas. Hasta en eso nos quieren mentir.


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