LA PIROTECNIA DISTRACTORA DEL FAJARDISMO.


Hoy no me cabe la menor duda. En política, en materia ideológica nunca han existido los centros. O eres de derecha o eres de izquierda. Se Puede ser un liberal de izquierda como lo fue Jorge Eliecer Gaitán, un Luis Carlos Galán Sarmiento, un Ernesto Samper Pizano; o, un Conservador con gran sentido social como un Belisario Betancourt Cuartas o un Álvaro Leyva. Para mí ambos ideológicamente son de izquierda. Sin embargo, hay liberales retrógrados como “El Gran Colombiano”, cuya palabra pueblo le causa un trozo en la garganta y siempre manipula eufemísticamente “La Patria”. Y hay otros, cuyos discursos siempre se van por las ramas y son monotemáticos con el sonsonete de la corrupción; y, es su excusa para insultar, agredir, injuriar y distraer cómo La Gritona del Fajardismo, pero no aterrizan en los ejes centrales para acabar graves problemas sociales, como el de la pobreza absoluta, que está acabando con la vida de miles de colombianos y nos tienen ahogados en la inseguridad galopante que vivimos a diario en nuestras ciudades.

 

Hoy nadie está seguro frente a la delincuencia, no hay ni escolta, ni cámaras de seguridad ni talanqueras que sirvan para atajar este problema que amenaza ya con estallidos sociales violentos en cualquier momento.

 

Para muestra un botón: la gente ya está literalmente linchando a los raponeros, fleteros y delincuentes de todo pelambre que capturen públicamente en las calles, y Dios nos libre de que ya empiecen en cualquier momento los saqueos a casas y centros comerciales como ocurre en Brasil, en barrios cercanos a las Favelas de Rio de Janeiro.

 

Hombres muy inteligentes y preparados como Jorge Robledo y Antonio Navarro Wolf, cayeron en la equivocación de apoyar un hombre que supuestamente representa el “centro”, el término medio, la no polarización entre izquierda y derecha; lo cual, es inexplicable, la vida de ambos y su trayectoria política nos  indicaban que eran hombres con un gran sentido social, y a favor de reformas políticas y económicas que apuntaban al alivio de las grandes diferencias sociales que nos van llevando al abismo como sociedad civilizada. Terminaron siendo  coherentes Navarro y Mockus, que han pedido la unidad a favor de Gustavo Petro.

 

Hoy mis sospechas han sido ciertas, y lo lamento de verdad, el Fajardismo ha terminado siendo lo que es, un movimiento Uribista en forma subyacente. Fue el gran Castillo de Juegos Pirotécnicos que efectivamente deslumbró a cerca de cinco millones de colombianos y ha dividido al país. El uribismo sigue compacto y cohesionado en sus pretensiones de llegar al poder nuevamente y lo hará de no ser porque masivamente salgamos a votar por Gustavo Petro en la segunda vuelta por las elecciones presidenciales.

 


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