Ayer 14 de agosto inició una actividad cultural muy interesante y dinámica. Se trata del II Trueque de Libros 2014, homenaje a Jorge García Usta, organizado por la Corporación Señales de Humo, la Biblioteca Fernández de Madrid de la Universidad de Cartagena, Claustro de San Agustín y la Academia Árbol de Cultura (donde se destaca la excelente labor de Celso Montoya Palencia, asociado de la Academia, quien estuvo al frente con toda dedicación en este evento).
Es importante destacar que actividades como esta son catalizadores culturales de la promoción de la lectura, reactivando el intercambio de libros, abriendo espacios para compartir sobre literatura y demás temas. La Universidad de Cartagena abrió sus puertas el 14 de agosto de 2014 para que tanto estudiantes como el resto de la ciudadanía pudieran acercarse a buscar los libros que tanto desean y, por supuesto, para donar el que otro también busca.
Lentamente los cartageneros van reconociendo el valor que tiene la literatura en la sociedad, cada vez son más los que se acercan a preguntar por un libro; el deseo de compartir y crear lazos agradables a través de la literatura se va expandiendo por encima de las riñas pseudointelectuales que son ya una normalidad al interior de los pequeños clubes de aficionados a la lectura y escritura.
Los libros se tomaron los pasillos de la UdeC y quieren llegar hasta las calles para que más personas dejen de perder el tiempo en ociosidades y vanidades cancerígenas para sus mentes, para que se adentren en el interminable mundo de la lectura, el arma más poderosa en contra de la ignorancia.
No caigamos en la trampa conceptual de que la cultura es pura fiesta, folclor y festivales. Cartagena tiene mucho que aportar, mucho por hacer, falta que encontremos el modo de articular efectivamente las diversas ideas culturales, y es por eso que escribo sobre este evento, pues creo que cosas así permiten que nos encontremos para seguir creciendo como una sociedad pensante y crítica, para dejar de ser esa sociedad enferma y mansa que se repite a sí misma una historia añejada por los desperdicios de las palomas.
*Fotografía: © Fabián Ricardo Álvarez