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Minutos antes de la proyección del documental sobre Carlos Pizarro, presentado por su hija María José Pizarro, el día viernes 23 de septiembre, tuve la oportunidad de sentarme a hablar con el cineasta español Migueltxo Molina, quien el pasado miércoles 21 presentó, en marco de la Gira de Documentales Ambulante 2016, en el Centro de Formación de la cooperación Española un documental titulado "Muros".
En 80 minutos, Molina y todo el equipo de producción, nos muestran las historias desde ambos lados, es decir, de aquellos que trabajan en el control fronterizo y, por otro lado, aquellos que por necesidad se enfrentan al reto de cruzar el muro, es decir: los inmigrantes ilegales.
Ver trailer: https://www.youtube.com/watch?v=hj-iofurMsQ
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Entrevista:
Juan Pablo: En la antigüedad, diversas civilizaciones se desarrollaron a través de la necesidad de construir muros con un sentido fortificado, para protegerse de amenazas externas. Ahora, en nuestra era de la globalización, donde el mercado y tantas cosas necesitan la desaparición de esas fronteras de concreto para circular en libertad, pero a pesar de esto se han seguido levantado muros, básicamente para separar a los legales de los ilegales. ¿Cuál crees que sea, en realidad, el trasfondo de estos muros contemporáneos?
Migueltxo: Más que dividir a legales de ilegales, yo creo que se utilizan excusas para colocar esos muros, excusas raciales, religiosas, sociales, económicas. Es una forma de marcar el territorio, es algo muy instintivo, muy animal, como el león que en la sabana orina una zona para marcarla, como un oso que raspa con la garra un árbol. De algún modo hacemos eso a nuestra manera. ¿Por qué algunos Estados tienen la necesidad de levantar muros y otros no? Creo que tiene mucho que ver con esa evolución que decías del ser humano, es decir, que los muros se realizaron de manera fortificada, la evolución ha sido desgraciadamente a través de las guerras, conquistas y eso nos llevó a separar territorios de esa forma. Las fronteras existen, aunque no las veamos ahí están. Por ejemplo, en España tenemos los Pirineos, que es una frontera geográfica que nos separa de Francia; a su vez Francia y Alemania no tienen ningún elemento geográfico separador pero sabemos que hay una frontera que permite saber que cierta parte del territorio es Francia o Alemania. ¿Por qué levantar muros? Cada Estado tiene su razón propia de acuerdo a las circunstancias históricas. Otro ejemplo, cuando cayó el muro de Berlín, la sensación que tuvimos, por lo menos en Europa, parecía que aquel era el último resquicio del telón de acero y que a partir de entonces el mundo iba a ser diferente, es decir, parecía que la libre circulación de personas sería normal, habitual. Crecimos pensando que las cosas serían así, pero en el año 2013, cuando empezamos este proyecto, nos dimos cuenta de que era el momento en el que más muros físicos se habían levantado para separar personas, y ahora en el 2016 estamos casi de superar los 70 muros, es un fenómeno que está en auge y tal vez tenga que ver con las crisis económicas, crisis de refugiados, crisis políticas, pero el caso es que es algo que está en auge y lo que quisimos hacer fue abrir la reflexión sobre si verdaderamente queremos construir un mundo en el que predominan este tipo de separación de personas.
JP: Hay muchas personas que saben que estos muros existen pero parece que esta situación no representa ninguna molestia. ¿Qué los llevó, a ti a tu equipo, a realizar este documental?
M: Llevamos muchos años con situaciones bastante habituales donde vemos migraciones de personas, lo cual genera muchos problemas. En el caso de Pamplona, de donde vengo, nosotros tenemos un muro que separa Marruecos de España, es algo que nos toca de cerca pero creo que a todo el mundo le debería importar, es cierto lo que dices en cuanto que a veces estamos muy ajenos a este tema, a menos que vivas muy cerca de la frontera lo tendrás muy presente. Al final somos nosotros quienes votamos a gobiernos y políticos que impulsan la construcción de esos muros, en muchos casos en los programas electorales nunca te hablan de esas cuestiones, así que casi todos asumen los muros como algo habitual. Creo que el debate sobre si deben o no continuar los muros le corresponde a la gente, abrirse a la cuestión sobre qué estamos haciendo como sociedad.
JP: Durante el rodaje del proyecto, ¿Qué fue lo que más te impactó?
M: Muchas veces creemos, cuando escuchar de este tipo de problemáticas, parecen que son personas que se desplazan en búsqueda de una vida mejor, que buscan mejorar su condición de vida y derechos básicos fundamentales. Pero nos dimos cuenta de que se trata de algo más básico y dramático, la gente no se está moviendo para tener una vida mejor, se están moviendo para sobrevivir. Es un tema de supervivencia. Por ejemplo, los refugiados en Siria que se meten en barcas con niños para llegar a Europa, mucha gente comenta y dice, sobre todo las madres, “¿cómo pueden meter a esos niños en las barcas?”. Creo que un padre mete a su niño a una barca porque es más probable que esté más seguro ahí que en tierra, es decir, ¡los están matando! ¡están acabando con ellos!, entonces tienen que huir, la gente se desplaza por una necesidad tan básica como la supervivencia, no es una cuestión de “voy a probar, voy a saltar el muro, voy a intentar pasar a ese país a ver si consigo un mejor trabajo”, no te digo que no haya gente que piense así, pero yo creo que a la gente lo que la mueve es que... ellos quieren estar en sus lugares, en sus países, de donde son, por lo tanto, si no tuvieran esa necesidad, no se irían, es decir, querían prosperar en sus tierras pero se tienen que ir para sobrevivir. Eso impacta. Ya no hablemos de la felicidad, no se trata de querer ser felices, eso ya es algo secundario. Lo importante es la comida, alimentar a sus hijos, intentar vivir, respirar. Si te vas de un lugar porque ya no hay nada, es porque ya no hay nada, entonces el siguiente en morir, lógicamente, eres tú.
JP: Como último punto de esta entrevista, ya para cerrar, aunque en primer momento parecería no tener una relación clara con el documental, considero que se puede hacer una reflexión interesante al respecto. Aunque en Colombia no tenemos muros del estilo que dejan ver e el documental, siempre nos hemos caracterizando por construir muros imaginarios, muros sociales que nos dividen internamente, llámese regionalismo, diferencias religiosas o ideológicas, incluso al interior de cada sector nos encontramos con más divisiones y separaciones. Hoy día se ha venido fortaleciendo una división muy fuerte en relación al tema de la desmovilización de las FARC-EP, del proceso de paz entre este grupo guerrillero y el Estado colombiano, es decir, una división casi que violenta entre aquellos que apoyan este proceso y los que no. La pregunta es, ¿qué reflexión o qué mensaje podrías brindarnos, en calidad de extranjero, teniendo en cuenta que nosotros nos hemos encargado de llevar adelante, de algún modo, nuestro país, pero levantando muros invisibles entre nosotros?
M: Bueno, el objetivo de nuestra película es mostrar la realidad sobre los muros físicos, pero metafóricamente puedes mirar por el mundo y ver que hay muchos tipos de muros, todos los prejuicios que tenemos son muros que nosotros mismos sostenemos para buscar diferencias con otros. En Colombia, ya que precisamente en Cartagena se dará la firma del acuerdo de paz, me parece que es un momento interesantísimo, algo histórico. Nosotros, los españoles, con respecto a eso, hemos tenido algo parecido en España con el tema del terrorismo de ETA, por lo cual creo que estos procesos son muy difíciles, porque hay muchas víctimas, hay que hacer justicia de alguna manera, es muy duro decir “bueno, ya está, así quedó” o "borrón y cuenta nueva", cuando hay mucha gente afectada, se trata de una cantidad impresionante de desaparecidos, pero a pesar de esa dificultad tan grande creo que es muy importante hacer un esfuerzo, todos (ambas pares), para intentar mirar hacia adelante, para dejar 50 años de una guerra civil que ha habido aquí, que las nuevas generaciones vean esto como algo que se acabó, crear todos una Colombia donde ya no exista este conflicto, que todas las ideologías puedan estar representadas en un marco democrático y que la gente pueda elegir las diferentes visiones; reparar a las víctimas, es fundamental reconocerlas y darles apoyo institucional. Pienso que las víctimas muy afectadas no podrían ejercer un papel activo en un proceso de paz, porque están tan afectadas que lo van a mirar con mucha dificultad, entonces el resto de gente que esté afectada o no, deben tirar del carro para intentar solucionar estos problemas. Sé que no soy colombiano y no estoy tan cercano a los detalles, pero me impacta la polarización entre el Sí y el No, en cierto sentido esa discrepancia es buena para abrir y sostener el diálogo crítico. Viendo el asunto desde mi lejanía, desde mi no ser colombiano, me inclino por un sí a la paz, puesto que representa la dejación de armas, la suspensión de una estructura bélica que afecta a mucha gente, que las FARC ya no opten por la vía de la violencia, ambas partes y todos aquí tienen que ceder en algo, es algo muy difícil, pero es evidente que si las cosas salen mal, todo seguiría igual, volverán los hombres a los montes y el gobierno armándose para realizar operaciones, volverán atentados, desplazados, más muertes.
Migueltxo Molina:
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