¿Paro de taxis en Cartagena? ¡Qué incoherencia!


 

¿Cómo así que los taxistas se irán a paro? ¿Acaso tienen fundamentos para protestar por el servicio ofrecido por UBER? Y no es por defender a UBER, pero creo que cualquier otro servicio sería mejor que el taxi, cualquier otro carro, hasta el del primo. Usar taxi es hoy día una de las incomodidades e inseguridades que más se viven en Colombia. Aquí en Cartagena la situación no es muy diferente al resto del país.

Hace pocas semanas las redes sociales reventaron porque una mujer insultó a un taxista que la estrelló y provocó, pero que además grabó cuando perdiendo el control ella le llamó negro hijo de… y otras palabras que no tengo por qué traer a colación. La indignación fue tan grande que tanto el taxista como activistas de derechos humanos decidieron demandar a la mujer por racismo o discriminación racial.

El contraste que quiero hacer es que mientras al caso del taxista que recibió un insulto se le dio un tratamiento de “discriminación racial”, al nuevo caso del taxista que agredió a una mujer y a su hija no se le ha prestado la suficiente atención, y no he visto a los nuevos filósofos del Facebook y periodistas de twitter, activistas emotivos, explotando de indignación por este caso de irrecusable violencia contra la mujer, abuso físico de menores, y si queremos llamar a las feministas podríamos llegar a decir que se trata de un intento de feminicidio. Pues, un hombre que por mil pesos le rompe el brazo a una mujer y golpea la cara de una niña no es en ningún sentido más normal que un violador.

Pero este no es el único caso de agresión contra una mujer, son muchos. El 9 de marzo del 2015 el diario El Universal publicó una noticia sobre un taxista que agredió a una mujer embarazada (nuevamente hay un menor involucrado, esta vez un no-nacido) enviándola a urgencias.

No nos vayamos tan lejos, seamos realistas, cada uno de nosotros ha usado un taxi donde al menos el conductor hace un insulto, amenaza o simplemente incurre en alguna grosería. Por otro lado, muchos taxistas parecen no ofrecer un servicio, sino un favor, porque si el lugar al que necesito ir no les conviene entonces me niegan el servicio, ¿entonces tengo que ir a donde a ellos les sirva y además pagarles? Se me olvidaba decir que además de estas cosas, siempre conducen como si se hubieran encontrado el pase en la basura.

Aquí viene la parte donde decimos: pero no son todos, no podemos generalizar. Sin embargo, la mayoría, es decir, casi todos, incurren en esta clase de actitudes. Por supuesto que no son todos, recuerdo al taxista amable que me dio cátedra de música clásica mientras me llevaba a mi casa, y a los muchos que por hacerme el favor me han rebajado la carrera hasta mil pesos. Claro que hay taxistas buenos y honestos, como esos que devuelven los bolsos y otro tipo de pertenencias a sus dueños en vez de robárselos.

Pero el hecho de que algunos taxistas sean amables, honestos y respetuosos, no significa que debamos desestimar los casos de agresión que cada día se van multiplicando en todas partes. Le pregunto a las empresas de taxis: ¿Qué criterios tienen en cuenta al momento de contratar a un conductor? Porque parece que sólo necesitaran el permiso de conducción, sin importar si son ladrones, groseros, violadores, maltratadores de niños, niñas, mujeres, hombres y ancianos. Teniendo esto en cuenta, ¿con qué fundamento se atreven los taxistas a protestar? La protesta debería hacerla la ciudadanía en contra del mal servicio ofrecido por los taxistas.

No sólo tenemos que aguantar los abusos en el cobro de las tarifas, las groserías y agresiones físicas, sino que también tenemos que aguantar a que los señores taxistas protesten porque hay una empresa que ofrece un servicio con mayor seguridad y tranquilidad.

Si las entidades competentes no son “competentes” para solucionar este gran problema, lo más probable es que la ciudadanía tome otro camino para encontrar sus propias soluciones e imponerlas. ¿Cuánto más tenemos que aguantar? ¿Hay que esperar que empiecen a matar mujeres y niñas en taxis para pensar en tomar medidas radicales?

Sin embargo, en vez de responder con violencia como lo hacen ellos, organicemos protestas, campañas pedagógicas y una gran cantidad de proyectos para tener un mejor servicio de taxi, uno que no de dolor de cabeza. El tiempo seguirá pasando y las empresas de taxis, dueños de taxis, etc, siguen contratando criminales e ineptos para un cargo de servicio público y atención al cliente. 


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