Tenía algo entre dicho
no nombrado
Y en mi pecho
un poco
el latir de un dolor nuevo
que después amansaría
Esa inquietud
del abejorro que volvía a mis oídos
debía en algún lado sumergirme
para descansarlos
Tenía también
prisa por el desalojo
ropa que alguien usaría
aparcada
mirándome desde el armario
Una taza con leche hace un mes
en el comedor
qué dilema
Unas flores en tierra sin lluvia
cómo estarán ahora
Y en todo, la Poesía
navegante impecable
a la que le escribo poemas.