Foto de una foto en Saucío, Cundinamarca.

La espina en un texto, o historia de un recurso desafortunado.


 

Hace unos años, el recurso literario de la espina como cuerpo y territorio que, una vez retirado, extinguía una vida humana, para referirse a la muerte de un amigo, me lastimó. 
Creía -y todavía lo creo- que ninguna analogía, por novedosa que quiera ser, puede dejar por fuera los matices del reino vivo y vegetal -incluso en los casos de muerte voluntaria- y que justo era preciso ante la muerte una dosis de silencio. Finalmente, es un espacio que deja alguien o algo cuando se descarna, se desintegra. 

Las palabras en cualquier idioma pueden renombrar hombres, territorios y mujeres, así que no podía -aunque fuera yo una simple amiga del difunto al que se usó en la analogía- dejar de consternarme por  la reducción de su muerte a "una espina que, al retirarse," terminaba por ser todo de su vida. Lo que se escribió parecía más un aviso de un periódico amarillista que un gesto de despedida o un poema. Además, para completar, iba acompañado de una fotografía -no sé si autorizada- del difunto.
Desde ese momento mi pregunta por el lugar de la Poesía en la comunicación volvió a estar en crisis. Me pregunté por los límites y la distancia al escribir, revolví viejos textos de Pellegrini y repasé clases de la maestría.
Durante ese año, y un poco más, mis esfuerzos por esclarecer los límites éticos de la semiótica me mantuvieron prácticamente por fuera de las relaciones humanas.  En varias ocasiones llegué a pensar que había mucha vanidad en esta inquietud, y que el dolor no podía desfigurar de esa manera el poema como artefacto comunicativo de lo sensible. 
 

La única manera de solventar el conflicto -interno- era investigar. Comencé por  la taxonomía de las espinas.

Con una lectura desprevenida se aprende que (...) las espinas son formaciones agudas, aleznadas, a veces ramificadas, de las plantas. Están provistas de tejido vascular, son muy ricas en tejidos de sostén y, como consecuencia, son rígidas. Esto las diferencia de otras estructuras espinescentes vegetales, particularmente de los aguijones, que son excrecencias de la epidermis y tejidos subyacentes sin tejido vascular.https://es.wikipedia.org/wiki/Espina_(bot%C3%A1nica)#:~:text=Las%20espinas%20son%20formaciones%20agudas,%2C%20como%20consecuencia%2C%20son%20r%C3%ADgidas.
Ahora bien, al momento de hacer una búsqueda más detallada de la espina, se puede encontrar que la Botánica la define como un carácter difundido en las plantas mayoritariamente de regiones áridas como desiertos, bosques secos, y así. En esos casos, las hojas se convierten en espinas para alentar la hidratación de la planta o, según el ecosistema, para defenderse de animales herbívoros.
Volvamos a la semiótica. Cuando el recurso literario usado es la analogía, habría que tener un especial cuidado en cómo se equiparan dos cosas distintas para crear un nuevo significado.
En Biología también existe la analogía, y se define como la semejanza entre partes que en diversos organismos tienen una misma posición relativa y una función parecida, pero un origen diferente.

Eso indica que, para que sea asible una imagen o un mensaje, es necesario siempre el cuidado de su construcción y su tejido. 

Se puede decir que una gota de agua antes fue del mar por la naturaleza misma del agua como ciclo (nieve, burbuja, corriente), pero es inverosímil decir que el fuego se "convirtió en el mar" a menos que haya un relato fantástico que lo sustente. Tampoco es verosímil decir que un animal "apuntó con un arma de fuego a un hombre", porque los animales no tienen una extremidad superior funcional para ello, salvo que esté enmarcado en la ciencia ficción. No quiere decir esto que no sea posible una composición que subvierta significados para fundar nuevos (a eso se dedica también la Poesía). Lo que crea problemas de comunicación es que la composición carezca de sentido estético. 
Y así, durante un poco más de un año, la metáfora de un hombre reducido a una espina no era siquiera un lugar común ni  inverosímil: era un lugar incómodo. La espina no existe sin un tallo y este, a su vez, no prospera sin unas raíces enterradas. y nada de esto aparecía en el texto.

Era difícil leer que la vida de un hombre se reducía a ser una espina que, al quitarse, había acabado con su vida. 

Traté también de salvar la intención del texto ajeno argumentando(me) que, quizás, la reducción se debía más a un manejo superficial de la espina como analogía; que quien lo había escrito no era diestro en el español; que una espina puede caerse (la planta puede expulsarla) pero no puede arrancarse a sí misma. Podía comprender la intención de equiparar la muerte a mano propia con una espina -a simple vista suena bastante atractivo- pero una segunda lectura desprovee al primero de su dolor y a la segunda, de su naturaleza. 

Entonces el significado era desafortunado, sin armonía, más allá de que se tratara de un amigo. Hay circunstancias tan complejas que no pueden nombrarse en un texto a menos que se estudie el caso, como en las jurisprudencias; y se aprenda a leer los silencios, como en la música.
¿Para qué equiparar a un hombre con una espina?
¿Qué intentaba decir el poema de este hombre? ¿alguien podía realmente afirmar cómo había prosperado esa espina, por qué un texto reducía el paso de un hombre por la vida a una espina?
 

Concluí que se escribió (de la espina) porque no se conocía la planta ni el idioma, y recordé porqué hacía bien en no mirar noticias y preferí, para olvidarme del texto desafortunado, dedicar mi tiempo a releer poetas.