Llegaron las gentes de los Montes de María, mujeres y jóvenes con los pies de la tierra más allá del dolor* al Museo Nacional en pleno corazón de la capital colombiana. Llegaron con su acento elegante y su caminar tranquilo a acompañar el vuelo de El Mochuelo** que va de regreso al Caribe colombiano, a posarse en Zambrano, Bolívar, a cantarle memoria a las orillas del río Magdalena.
Recorrieron las instalaciones de lo que antes fue el panóptico más importante de este país al paso de la guía del museo y de Soraya Bayuelo, su líder y maestra en el proyecto de sanación colectiva del territorio.
Trajeron telas, agujas, sonrisas y la consigna de que la vida vale siempre la pena más allá del dolor; así, simple y poderosa, como el agitar de los árboles de aguacate o el cántico de gallos en las alboradas de los Montes.
Con las gentes vino la recia convicción de su misión en el país. Quieren que el gobierno de turno recuerde que La Paz es el derecho más importante en el proyecto de nación que visionamos, más allá de los pulsos de conveniencias políticas. Que la vida debe ser un estandarte y no un activo negociable.
Saben cómo quieren ser recordadas después de su muerte y lo dicen en voz alta mientras el guardia de seguridad del museo escucha y mira a su alrededor: quieren que su lucha por la reconciliación transforme todo el territorio nacional; quieren ser recordadas también como bailarinas de pies de oro de color azul; como una canción o una frase, como el amigo y el niño: como el río que siempre va hacia el mar.
Llenas de onomatopeyas y pregones de un bullerengue, un vallenato o una gaita que está por escribirse, las gentes de los Montes no trajeron artificios ni otra sofisticación que lo que han hecho con su realidad. A través de sus palabras hablan Los Montes de María: vivir para servir, servir para vivir.
Hacer historia no es lo mismo que hacer memoria, y estas gentes -tan variadas, tan en apariencia lejanas a las estéticas y los dilemas de Bogotá- vinieron a hacer ambas: a enseñar las músicas de sus pájaros, a recordar a quienes murieron en medio del conflicto casi endémico que azota a Colombia.
mi palabra y yo sólo sirven a la magia de su misión.
Pero, sobre todo, las gentes de Los Montes de María aterrizaron en la capital para tejer nuevos caminos y que la vida salga al paso después de la muerte, de toda estas violencias que asfixian con sus huellas nuestros campos.
Con sus alas, el mochuelo cobija su arribo y se prepara para levantar el vuelo con ellas a sus tierras, a seguir haciendo de la memoria un canto que alivia.
"Tú cantar tu lírica canción/tú cantar tu lírica canción/ que es nostálgica como la mía"
La exposición fue clausurada este domingo, 17 de septiembre de 2023. Ahora El Mochuelo levanta vuelo y se instalará de nuevo el 7 de octubre en la costa Caribe. Un hito para la historia del Arte en Colombia que Bogotá tuvo el privilegio de acompañar.
*Red de memoria, cultura y comunicación.
**Museo itinerante de la memoria y la identidad de los montes de María
Tania del Pilar Sanabria Forero
Fotografías: Fabián Álvarez, Colectivo de comunicaciones Montes de María línea 21.