Del Derecho a la Ciudad en una Ciudad de Derechos


Cada vez que inicia el período constitucional de un nuevo alcalde, la ciudad se viste de esperanza. En los primeros cien días del gobierno, la ciudadanía suele establecer la línea perceptiva de que será un gobierno “bueno”, “regular” o “malo”.  

Actualmente, estamos cerca a los primeros cien días de gobierno, y contamos con renovada energía: un despliegue apabullante por redes sociales; visibilización del quehacer de los secretarios de despacho, apuntalamiento estructural a temas importantes, buscando entre otros, la recuperación de la confianza ciudadana.

En este contexto, uno de los pasos más importantes para el recién instalado gobierno lo constituye la estructuración del plan de desarrollo, en donde se debe aplicar un optimismo responsable, cohesionador y articulador, en el sentido de marcar la ruta para el cumplimiento de estrategias posibles, que, a su vez, constituyan el cimiento visionario de una ciudad aún en necesidad de construcción. 

En el documento base del plan de desarrollo 2024-2027, entregado para estudio al Consejo Territorial de Planeación, se describe en el Capítulo primero la línea estratégica Vida Digna - Ciudad de Derechos, atendiendo a postulados absolutamente conexos, llamados al ejercicio del Derecho a la Ciudad en condiciones de dignidad.

La Corte Constitucional en sentencia T-881/02 define la dignidad humana desde tres aspectos: el primero es el “vivir como se quiera”, bajo el entendido de que todas las personas sean capaces de establecer su plan de vida; el segundo aspecto es “vivir bien”, el cual comprende tener ciertos elementos del tipo material para el pleno desarrollo; y el tercero “vivir sin humillaciones”, lo que corresponde a mantener una integridad física y moral. (Corte Constitucional, 2002)

Asimismo, todas las acciones del Estado deben tomar en cuenta la dignidad humana en su doble connotación de derecho y valor para el cumplimiento de sus fines y por ende el bien-estar de sus administrados. 

Sin lugar a dudas en la construcción del tejido ciudadano se requiere un importante jalonamiento estatal, que no solo se logra con brindar las condiciones mínimas para ese estado de bien-estar, a través de parques, espacios deportivos, culturales, recreativos, señalamiento vial, en fin, todo un equipamiento con enfoque de género e inclusión, que permitan al ciudadano sentir orgullo por el espacio que habita, más allá de ciudad histórica y patrimonial, además del disfrute de dichos espacios en condiciones de seguridad,  respeto y buen comportamiento ciudadano,  sino también un trabajo profundo y permanente por el fortalecimiento de valores que generen y fortalezcan el capital social; de tal modo que podamos cambiar la apatía por solidaridad, la exigencia al Estado por corresponsabilidad, y las acciones que ponen en riesgo nuestra vida y la de los demás por acciones que inviertan en la vida como máximo valor. 

En este sentido celebramos dicho capitulo y esperamos que en el tránsito de las discusiones que aún hacen falta, se fortalezca para el cumplimiento en toda su dimensión del Derecho a la Ciudad. 

Elfa Luz Mejía Mercado

labculturaciudadana@unicartagena.edu.co


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