Hablemos de lo que es y no de lo que parece.


Así es. Ya está agitándose el sonajero político para las elecciones del 2019 en lo que a Alcaldía   de Cartagena y Gobernación de Bolívar  se refiere. Ya se están cocinando las candidaturas  que se convertirán en los mejores manjares para ofrecer a este pueblo  amante de las cadenas y los grillos.

Como ya está todo el que sabe y el que no también, apostando sobre cómo   debería ser  gobernada esta ciudad, me sorprende que en cuanto llega este proceso pre electoral, todos los y las que opinan en redes, pontifican no solo las cualidades del futuro burgomaestre, como si tuviese que volver Jesucristo o la Virgen María  para poder  tenerlos en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre candidaturas. Nadie sirve pero todos son buenos. No oigo mujeres en el sonajero y espero que eso no esté asociado a la más reciente experiencia “significativa”.

Pero bueno lo que quiero decir es que a la hora de hablar sobre el estado de la ciudad y lo que la misma necesita para salir del profundo abismo social y económico en el que se encuentra, lo que yo leo  de quienes de esto se ocupan más que yo de esto, que no soy sino una maestra de Primaria; es que plantean, sostienen, argumentan y defienden  propuestas de gobierno  fundamentadas en una falacia: En cuatro años todo será susceptible y posible de transformar.

Cuando leo esas cosas, me digo a mi misma: De verdad que aquí es difícil… difícil hablar con  sensatez sobre la ciudad, porque ombee a quien le cabe en la cabeza que en cuatro años será posible transformar este desmadre de ciudad?

Una ciudad que ya huele feo, que se inunda con 20 minutos de aguacero, que tiene todos los espacios públicos posibles copados por vendedores informales,  donde el transporte público colapsa el día sin moto, con el metro cuadrado de tierra más caro del país, una ciudad  que se da el lujo de irrespetar su condición de Patrimonio Histórico  y todos como si nada, las plazas del centro en mayoría convertidas en zona de tolerancia, una ciudad  con record nacional de alcaldes y  concejales presos por presuntos delitos de corrupción; la tierra donde construir edificios de aptos que se van a caer inexorablemente no alarma a nadie…y ni que hablar de los indicadores de pobreza extrema similares a los de África Subsahariana.

 Esa es una parte sustancial de la Cartagena real y la otra es la que disfrutamos muy a pesar de todo esto cuando vienen las amistades o familiares a visitarnos y nos corresponde hacer los honores de anfitriones. Ahí sacamos pecho pero por una razón sencilla; es menester mostrar todo lo bueno para gratificar al que nos visita.

Con todo eso, si ya están los que saben y los que no, metidos en esto de las elecciones del 2019 porque razón no empezamos a hablar de esta realidad: Cartagena necesita, le urge, clama, por un proyecto de ciudad que supere los egos, mezquindades, historia política personal, capacidad económica, respaldo partidista, necesidad de la foto y tantas otras veleidades.

Cartagena está en el momento justo  para empezar a hablar de lo que es. Y que es? Nadie que aspire con  honestidad y compromiso a ser el Alcalde o Alcaldesa de este corralito de piedras, puede prometer al común de las gentes y  a quienes le respaldan  acciones políticas más allá de buscar estabilizar económicamente a la ciudad y  trabajar en lo que sea urgente en política social especialmente para paliar la grave situación que nos agobia. Los asuntos de largo aliento que comprometen cambios estructurales en la forma de vivir en la ciudad, simplemente será posible iniciar el proceso mas no hacer creer que  seremos los super ciudadanos-as en tan poco tiempo.

Hay mega proyectos que también demandan atención prioritaria, es de suponer que se trabajará en ello sin dilación.

Serán más creíbles  como alternativas para administrar esta ciudad, aquellas propuestas que se ocupen de plantear de manera sostenible y sustentable una gobernabilidad en secuencia, que comprometa voluntad política con pactos ciudadanos para que se cumplan en el tiempo que las mismas demanden  para su total éxito. Lo demás solo será asunto de coyuntura o la respuesta a compromisos políticos pactados previamente.

Somos todos  nosotros los ciudadanos(as) de a pie los llamados a   exigir  a los pre candidatos para Alcaldía de Cartagena que hablen de lo que es y no de lo que parece con el fin de ganar confianza y credibilidad. Mientras no les pidamos que nos muestren con argumentos desde la administración pública con enfoque humanista   y estadísticas reales, planes y programas realizables en un tiempo no menor a 20 años para y por una Cartagena Humana, serán poco creíbles las buenas intenciones de ese aspirante. Allí habrá más de lo mismo con otro estilo.

Será menester que hable de cómo se podrá sostener ese proyecto más allá de cuatro años y junto con ello cual sería la seguranza para que no se convierta el mismo en flor de un día y de nuevo la  frustración nos embargue..

Ojalá  esta vez sí. Ojalá esto no sea más que una de tantas utopías de la vida.

 


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