Maestr@ que vamos a hacer?


Como maestra que por más de 20 años ha trabajado con niños-as, que en mayoría viven expuestos o hacen parte de entornos familiares y sociales vulnerables; quedé muy impactada por la crónica detallada y sentida que hizo el docente William José Castro Toppin, ya que la misma hizo un retrato real y concreto de nuestra realidad en las IE oficiales sin excepción, solo que en unas ya el conflicto escaló a niveles muy altos y peligrosos, mientras que en otras hay conatos de crisis.
El que dos chicos se hayan enfrentado de la manera que lo hicieron, con los nefastos y dolorosos resultados, no es tema nuevo. Lo que si asusta es que ya no se puede esconder debajo de la alfombra esta delicada situación porque estamos a punto de colapsar en cuanto a cómo la escuela es el referente expedito de lo que es hoy nuestra sociedad: intolerante y excluyente.
Qué papel jugamos los maestros-as en situaciones como estas? Qué responsabilidad nos asiste ante las serias dificultades para promover y sostener un clima escolar sano al interior de las IE a las que pertenecemos?
Los maestros-as somos por antonomasia y misión profesional: garantes y protectores de los derechos de los niños-as y adolescentes, es decir, tenemos una alta responsabilidad de estudiar, asesorarnos, promover, exigir acciones pedagógicas e interdisciplinarias al interior de los entes de gobierno escolar y sedcartagena. No solo somos academia. Somos quienes en un momento dado tenemos de primera mano la posibilidad de identificar con evidencia cuando un niño-a está en riesgo por comportamiento social y entorno familiar disfuncional, ante ello debemos actuar en consecuencia con los mecanismos que la ley nos provee para remitir y/ o solicitar intervención preventiva para que ese comportamiento sea atendido a tiempo o por lo menos sea de conocimiento por parte de sus padres y directivos docentes.
Nuestra responsabilidad también tiene que ver con no minimizar o subestimar todas aquellas manifestaciones comportamentales que los niños desde temprana edad evidencian y son objeto de serias dificultades para tener un buen ambiente escolar en el aula o fuera de ella. Nuestra actitud no puede ser con expresiones tales como: Ese no es mi asunto. Si es nuestro asunto. Otra cosa es que no vamos a ser los principales dolientes de estas situaciones, debemos remitir y/o acudir a los profesionales que por formación y experiencia saben cómo llevar estos casos, para que hagan lo que corresponde y si en la IE se adolece de esos profesionales entonces hay que ir en busca de otras instancias.
Flaco favor les hacemos a nuestros estudiantes cuando nos quedamos como espectadores y dejemos que escale el comportamiento o utilicemos medidas represivas en el aula para tener un supuesto buen ambiente escolar que después estalla en el momento menos esperado y de ello dan cuenta cuando ya se van de la IE.
Los maestros-as estamos en mora de exigir que en las IE donde laboramos se implementen acciones preventivas hacia la incidencia del conflicto al interior de las mismas o como reflejo de la cotidianeidad en la vida barrial de nuestros estudiantes.
Está la Ley 1620 o ley de convivencia y su decreto reglamentario que desde la Alcaldía Distrital, SedCartagena, tienen la obligación de hacer que se cumpla, se le haga seguimiento y evaluación a la implementación de la misma dada las circunstancias socio cultural y económico que detonan los conflictos en las IE.
La Ley de Convivencia no es la panacea per se pero si un mecanismo que bien utilizado puede servir para minimizar y eventualmente dar mejor tratamiento a todas las manifestaciones del conflicto en la escuela. La voluntad política lo define todo.
Otra buena oportunidad para ir ganando más y mejores escenarios de convivencia escolar es habilitar en serio los mecanismos alternativos para la solución de conflictos como la mediación escolar, partiendo de un diagnostico real: en todas las IE hay docentes, estudiantes, administrativos que tienen perfil y/o formación para ser mediadores siendo estos un aporte sustancial para prevenir e intervenir cuando hay conflictos. Solo hay que creer y volverlo una realidad.
Y si de apostar a ganar más y mejores ambientes escolares sanos, que decir de los famosos Manuales de Convivencia que son el reflejo en mayoría de veces del pensamiento y actitud excluyente que llevamos a la práctica cuando colocamos por encima de la norma nuestra postura ideológico religiosa y nos cabe en la cabeza que el cabello rizado, usar aretes, cortes de cabello urbanos definen de tajo si ese chico-a es buena o mala persona.
Los Manuales de Convivencia son una excelente herramienta para promover disciplina, respeto por la autoridad, promover la inclusión social, siempre que los mismos estén hechos sin sesgos o manipulación ideológica lejana a la realidad de nuestros jóvenes hoy. Si le damos cabida a que sean los estudiantes los que entiendan por qué tenemos que regular nuestro comportamiento social y cómo hacerlo por el bienestar de toda la comunidad educativa, entonces tendremos menos resistencia a cumplir con lo expreso en ese documento. No se nos debe olvidar que los NNA son sujetos de derecho. No son cosas que se manejan al antojo de nuestros intereses.
Tengo el sueño que el desafortunado evento con un chico asesinado y otro en la cárcel no será una estadística más o anécdota de pasillo, sino que por el contrario nos movilice hacia buscar como logramos unidad de acción para que nuestras IE no se conviertan en campos de batalla.
No le sirve a esta sociedad más chicos muertos violentamente. Debemos quererlos vivos para gozarse esa bella época de la adolescencia. Nosotros podemos hacer la diferencia si en verdad lo tenemos claro.


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