!A Totazos!


Así es como hemos aprendido  a comportarnos socialmente, pero aun  con  los golpes tampoco es mucho lo que se logra aprender de manera  edificante. Pareciera que hubiese una limitante genética  impidiendo que avancemos hacia una sociedad   más responsable  y por tanto más madura para atender la adversidad con sensatez. Ni siquiera tiene  que ver con  ser resiliente responsable.

Esta pandemia, si bien es cierto ha desnudado nuestra realidad socioeconómica, misma que los medios de comunicación y líderes políticos desdeñan y desvirtúan, también ha develado que hasta la solidaridad es usada con fines de lucro cuando vemos a gobernantes y  sus secuaces robándose aquello de urgencia para la supervivencia de los congéneres. Ese es un indicador para ver lo peor de una sociedad con empatía limitada.

El Covid 19 y sus trágicas consecuencias hoy más evidentes que nunca  tienen a Cartagena sumida en un estado de enajenación social porque eso de  restringir salidas y actividades de todo orden por parte de la  autoridad no cabe en este imaginario donde hasta la tragedia es un meme o chiste mal contado. No cabe en la piel y mucho menos  en el sentido común que ese virus si está allí, aunque no lo veamos, pero su impacto en  todos es similar a las fichas del domino en fila. Todas caerán, una tras otra.

De poco o nada sirven todas las campañas preventivas y medidas hasta extremistas de las autoridades si todo se pasa por la faja, si eso que se llama sentido común es precisamente el más ausente y quizás la mejor forma que han encontrado muchas personas en esta ciudad es mantener la bacaneria por encima de todo acto responsable consigo mismo y con los demás, pero en este caso el mal comportamiento social ante esta pandemia va dejando una huella indeleble en muchas familias. Esa es la verdadera tragedia.

Los totazos que se reciben por el COVID 19 deberían ser la mejor oportunidad para mirar  y pensar más allá del propio ombligo o de la nariz,  asumir lo importante de cuidar primero de sí mismo y en función de quienes están bajo mi responsabilidad, mis vecinos de barrio, mis conciudadanos, pero no.. más allá de quienes por estar en la delgada línea de la pobreza extrema  les toca salir a trabajar, hay una cantidad de bellacos(as) que posan de  rebeldes sin causa haciendo daño a toda una ciudad porque no son capaces de contenerse y mucho menos cumplir normas. Eso queda grande porque la formación en valores éticos ciudadanos se nos convirtió en un asunto  supeditado a un área del currículo escolar y no más. Lo poco que se logra a manera de impacto para  mejores prácticas de cultura ciudadana responsable y empática están directamente asociada a una familia (como quiera que esta sea), que primero se ocupó de ello en casa y la escuela es o fue su refuerzo. No solo el maestro(a) de Ética y Valores.

Pero nadie da de lo que no tiene y si hay algo que no tenemos es memoria histórica viva para recordar tantos otros totazos , que hemos recibido por cuenta de la política deshumanizada propia de un sistema capitalista depredador, uno más  va y viene aunque sea la vida, pareciera la decisión de muchos por estas tierras . Creo que hay cierta anestesia social  que no es resiliencia frente a todo lo que nos ocurre con ocasión de esta pandemia.

Soy poco optimista frente a una ciudadanía responsable en esta pandemia y muy a mi pesar veo venir la tragedia social  junto con ello la incapacidad para que la misma sea atendida de manera eficiente, aunque haya buena voluntad y gestión para ello. Estamos  ya en la ruleta  donde nadie sabe si la balota cae en rojo y la casa gana.

¡Deja de Joder en la calle carajo!

¡Quédate casa y coge oficio ¡


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