Y después del PARO qué?


El PARO Nacional del Magisterio implicó una lucha de más de 30 días para conseguir un acuerdo a favor de la Educación Publica , donde los directivos de Fecode mantuvieron una línea férrea de acción para presionar una solución favorable y justa ante las pretensiones de los maestros-as en coherencia con la necesidad de revisar aspectos fundamentales de la política pública del sector que hoy muestra con sobradas evidencias ser la cenicienta del gobierno ,así dijera lo contrario el Presidente Santos.
Un PARO que una vez más ratificó que el gremio de maestros-as del sector oficial no somos solamente una mayoría social sino que además sabemos cómo mantener la presión para la negociación con diferentes alternativas de movilización. Eso y el trabajo de los directivos de Fecode merecen todos los aplausos.
Debo decir , es la primera vez que veo a la ciudadanía en general reconocer y apoyar las justas reclamaciones que el gremio hacía sobre las reivindicaciones laborales y aquellas estructurales asociadas a la inversión en Educación.
Ya está el acuerdo firmado. Solo queda apuntalar cómo será el proceso de recuperación días -clases con nuestros estudiantes, de tal suerte que cumplamos la responsabilidad que nos asiste de ser coherentes con nuestra postura ética como profesionales de la Educación. Después de eso…de regreso a clases y a hacer bien lo que sabemos hacer.
Ese acuerdo tiene logros importantes que al leerlos de manera cuidadosa plantea un compromiso histórico de este gobierno en cuanto a inversión económica para la Educación Publica en todos los aspectos que le atañen. Hasta ahí todo bien y nos regocija que esté expreso cómo se dará gradualmente la mejora salarial, incentivos, cobertura, jornada única, salud, ampliación de grados de pre escolar, etc. Todo por nuestros niños-niñas y adolescentes.
Junto con ese acuerdo hay un reto implícito que se hace necesario volverlo explícito y tiene que ver con que en la historia de nuestro país es mucho el caramelo que nos han dado para que dejemos de hacer bulla o de supuestamente lesionar el derecho a la educación de nuestros niños y niñas, y después cuando la calentura de las emociones pasa, entonces de lo escrito y prometido no queda nada, porque mil y una argucias aparecen para aplazar, desconocer, deshacer lo que tanto costó alcanzar. El reto es hacer valer esos acuerdos y que se cumplan tal como quedaron escritos.
Pero no olvidemos que son gobiernos como el de Juan Manuel Santos los que precisamente se han dado el lujo de pasarse por la faja acuerdos sustanciales que comprometen al Estado con la calidad de la educación pública de nuestro país.
No podemos ni debemos olvidar también, que en Colombia las políticas de Educación no son políticas de Estado sino de gobiernos, por tanto, no compromete su cumplimiento sino al que formula o firma un acuerdo como en este caso en que Juan Manuel Santo se va en Agosto del 2018.
El habrá cumplido con lo que a juicio de sus asesores le correspondía, porque además la presión fue mayúscula, pero más allá de la fecha de entrega de su cargo, la implementación de esos acuerdos pasa por la voluntad política e identidad con una educación de calidad pertinente, inclusiva, sostenible y sustentable por parte de quien vaya a ocupar el solio de Bolívar.
No nos digamos mentiras. Ningún gobierno que tenga la misma línea ideológica política de derecha sempiterna o extrema derecha, conservadurismo y todas sus denominaciones de moda, no se le mediría a sostener esos acuerdos, por qué? Porque NO creen en la Educación como motor del desarrollo social, económico y político de un país.
Entonces qué hacer? Garantizar como maestros-as, primero, que todas las decisiones expresas en ese acuerdo y que comprometen al Presidente Santos y sus ministros, Gobernadores, Alcaldes, Secretarios de Hacienda y Educación, Consejos Directivos; cumplan estrictamente lo prometido, pero para ello somos nosotros-as junto con la comunidad educativa y líderes-lideresas comunales quienes debemos hacer veeduría sobre los recursos que al SGP van a llegar para la Educación de nuestros estudiantes.
Lo contrario a ello es volver al muro de las lamentaciones y rasgar vestiduras porque de nuevo nos hicieron conejo. Los resultados serían funestos para nuestro país.
Por otra parte, nos vamos a volver prendas codiciadas para los politiqueros de oportunidad que nunca han estado con nosotros ni en las buenas ni en las malas pero a la voz de plata y bastante, para la Educación ahí sí estarán muy cerca de nuestras causas. Eso es seguro. Ojo con eso.
Un maestro-a que hoy se sienta regocijado por ese acuerdo histórico logrado con el trabajo arduo de Fecode y su activa participación en la movilización nacional, le asiste el deber social de tomar decisiones políticas sensatas y coherentes con su condición de promotor-a y garante de derechos de NNA, por tanto de aquí en adelante no cabe sino apostarle a un gobierno que tenga suma claridad y compromiso con la Calidad de la Educación desde la perspectiva Progresista y Humana.
Hoy debemos tener en la mira y trabajar por un gobierno que le devuelva a la Educación su estatus de Derecho Fundamental y no mercancía, que invierta en la misma acorde con lo expreso en la CN91, dignifique la condición socio económica de los maestros-as, diseñe política de Estado para que la misma sea inclusiva y pertinente en un escenario de país plurietnico y multicultural viviendo y actuando en el siglo 21.
Yo apuesto a que la Educación Publica solo será del tamaño de nuestros sueños si construimos una ruta firme para la Colombia Humana.


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