Mi primer poema de amor


Hace casi una década, en esos tiempos de cursilerías y timidez propios de la adolescencia, escribí este intento de poema en un arrebato de amor efímero. Mucho tiempo después lo encontré entre archivos salvados de un viejo computador y lo rescato del olvido en este blog, sin editarlo.  

 

Faltó una mirada para romper las cadenas de mi celda interior

Y dejar al descubierto al oscuro romántico que se esconde de sí mismo.

Ese taciturno de sentimientos inefables, de noches sin luceros, de estrellas sin luz

Que agoniza ante la penumbra de un amor desconocido,

Que tiembla por el regocijo de un sentimiento

Y que a la vez llora por no creerse correspondido.

¿Cuánto te quiero? No, no te quiero

Cómo querer a alguien que no conoces.

Pero te conozco y sé que aunque habites en mis sueños eres real

Sí, como quisiera que solo existieras en el mundo encantado por la magia de Morfeo.

Allí, tus grandes ojos brillan como luna y sol en un mismo horario, uno al lado del otro.

No hay día, no hay noche, solo estás tú.

El sonar de tu sonrisa es el cantar de ninfas, que con temible y ternura fuerza se pasea rodeada del viento que provocan tus suspiros

y sin piedad llegan a mis oídos produciendo el efecto que a los marineros producen las sirenas con su voz.

Pero eres real, tan real como la desazón de no ser tu sueño, de no estar en tus pensamientos

De no ser la causa por la que los minutos sean eternas puñaladas al tiempo.

Cómo duele que seas real y saber que no me conoces aunque sepas mi nombre.

Que estás tan cerca de mí, como un inexperto joven de los grandes saberes del mundo

Que por tu inocente cara y hermosos cabellos, ahora las letras brotan de mi interior como sangre que escapa de una arteria sofocada por una fuerte herida.

Es duro aceptarlo, pero voy a resignarme a perderte.

Nunca te tuve.

Ni siquiera sé si eres mi amiga.

Solo sé que al escribir estas palabras renuncio a tu amor

Jamás sabrás lo que siento en este momento.

Ni yo lo sé.

A veces pienso que puedes sentir lo mismo, prefiero no saberlo, por eso enmudezco mis instintos

Pues de nada sirve ser correspondido si la barrera de la distancia corrompe la pureza de lo que hoy significas

Prefiero seguir viendo la magia de tu sonrisa y tus mejillas hinchadas el mayor tiempo posible.

Pero me he acostumbrado a olvidar, a veces hasta de mí mismo

Por eso escribo estas palabras, para salvar este sentimiento de las ruinas irreparables del olvido

Ahora solo pienso que quizás te encuentres con este escrito y nunca imagines que seas la musa inspiradora de mi primer poema de amor.

 

**Junto a este poema encontré dos escritos más, esos primeros escritos, y aún me cuestiono si publicarlos aquí. 


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