La fuerza de la imagen en los inicios de Ari Aster


Ari Aster (1986) alcanzó el reconocimiento del gran público con Hereditary, en 2018. Una película muy bien valorada por la crítica, por darle un nuevo aire al género del terror. Luego presentaría Midsommar, en 2019, y se confirmaba entonces que la joven promesa neoyorquina era ya una realidad.  No obstante, Aster ya había llamado la atención del mundo cinematográfico con sus cortometrajes (ocho en total, comenzando en 2008, con Herman’s Cure-All Tonic y siendo C'est la vie, de 2016 el último antes de Hereditary).

A continuación revisaré rapidamente los cinco primeros para señalar algunos elementos formales y también temáticas que considero interesantes en la obra del director judio ,y que en mayor o menor medida están presentes también en sus dos primeros largometrajes. 

Ari Aster

Lo primero a decir es que desde Herman’s Cure-All Tonic se puede percibir como las imágenes hablan por sí solas, y los diálogos sirven como apoyo. Este corto es su debut tras las cámaras, y como espectadores seguimos la vida de un joven farmaceuta que es maltratado por su padre, explicitado con primeros planos de rostros, partes de los cuerpos y objetos que van puntuando la historia. Lo mismo podría decirse que sucede en el que fuese su trabajo de grado y que se hizo viral en la web: The Strange Thing About the Johnsons (2011); donde se narra la extraña relación entre un padre y un hijo desde un acercamiento al yugo sexual y emocional, pero desde una óptica donde los roles habituales de los abusos están invertidos. Al inicio de este un primer plano de una foto será crucial para el curso que tomará toda la trama.  La elección de encuadres desde esquinas o desde agujeros, cortes rápidos de edición y la elección de lentes que achican o expanden un espacio son recursos que ya se identican en los primeros trabajos de Aster. Hay que agregar que no es solo la imagen la que logra el efecto narrativo sino también el sonido en propicia conjunción. Esto se evidencia en TDF Really Works y en Beau, ambos de 2011; en el primero, los efectos sonoros serán fundamentales para construir una especie de falso comercial sobre un producto absurdo que permite  soltar pedos por el pene, y en el segundo, se acenturá el caos y la paranoia de un hombre que pierde la llave y su maleta, justo al momento de salir de casa. En este último hay una referencia a una peculiar relación con la madre; elemento que seguirá presente en otros trabajos del director. Pero el punto máximo donde vence lo que se muestra sobre lo que se dice es en Munchausen (2013), un cortometraje sin diálogos y contado visualment al mejor estilo de un comercial publicitario. Con grandes transiciones y efectos visuales y sonoros. Por así decirlo, el más hollywodiano.   

Ari Aster

Ahora bien, estos cortometrajes no son de terror, pero al verlos no sería extraño sentir un cierto temor a algunas situaciones de la vida que pueden llegar a ser escalofriantes si fuesen ellas posibles en una situación dada. Y es que Aster, en estos trabajos, parte de esa pregunta a veces incómoda para algunas situaciones, y esta  es: ¿Y si pasara esto?  Pues bien, en estos cortometrajes si pasan estas situaciones que podemos considerar políticamente incorrectas o insanas desde una concepción filial/parental.  

Escudriñar los primeros trabajos de un director, muchas veces, nos permite acercarnos a las semillas técnicas y temáticas que luego iran creciendo en sus obras más reconocidas. Ari Aster no es la excepción. La fuerza de las imágenes y esa escalofriante pregunta sobre lo más recóndito del proceder humano, muchas veces enraizada a las relaciones familiares son, sin duda, importantes bases de su cinematografía, y ya desde sus primeros cortometrajes es latente.

 

 


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR