CARTAGENA: CIUDAD DE ENSUEÑO
Por: Miryam Lucía Ochoa Piedrahita
¿Alguna vez se han imaginado cómo sería nuestra ciudad si sus habitantes y visitantes respetarán su calidad y condición de patrimonio y su identidad histórica? Los invito a que soñemos un poco pensando solo en el cumplimiento de las leyes y las normas básicas de convivencia. Calles caminables, sin el acoso de los informales, del microtráfico, de los promotores de sexo sin frontera ni limite de edad, de bicicletas que arrollan a los caminantes, con parques limpios y sin mendigos o borrachos acostados en las bancas, sin la bulla de los "pico" de los bares y las chivas, con caballos bien cuidados y coches sin sobrepeso, y sobretodo, con cartageneros viviendo en el centro histórico orgullosos de sus viviendas y de su herencia ancestral. Soñar no cuesta nada, más aún en una ciudad donde se transige y solo se piensa en el beneficio propio sin importar el bienestar de los demás.
Nuestro corralito se ha convertido en un fantasma, casi en una escena de terror, para los cartageneros quienes paulatinamente han abandonado el centro porque se ha vuelto invivible, inhabitable, intransitable y descontrolado. Todo está permitido hasta que alguien, con algún atisbo de fe, busque la autoridad para que se cumpla con los mínimos de convivencia, así sea por unas horas porqué los desmanes son como las cucarachas: los sacas hoy pero vuelven mañana - o quizás en la misma tarde - con más ímpetu y desvergüenza. Primero yo y los demás que se vayan al carajo.
¿Cómo hacemos para lograr una ciudad amable? ¿Cómo hacemos para que los dueños de locales, los promotores del turismo y de toda clase de vejámenes nos permitan disfrutar de una ciudad que por su arquitectura colonial e historia es sin duda una ciudad de ensueño? Las leyes y normas no se acatan, y si lo hacen, es por unas horas o unos días. Se las ingenian para volver con otros nombres o en otros sitios, para evadir sus responsabilidades ciudadanas. Por tanto, no es un problema solo de policía. ¿Cómo crear un sentido de pertenencia en los cartageneros, contratistas y visitantes?
Nuestro corralito solo cambiará si cambia el comportamiento ciudadano, si pasamos de una cultura del individuo, del yo primero, a una de todos somos responsables y con nuestro esfuerzo colectivo, ganemos en convivencia, en bienestar y, sin duda, en lo económico. Poco a poco estamos perdiendo al turista responsable y culto, y permitiendo que el turista descontrolado invada nuestro territorio con sus vejámenes, su desprecio por la cultura y el patrimonio, su pésimo comportamiento, su irrespeto y su actitud de "acá todo vale". Además de preocuparnos por disminuir la pobreza, mejorar el alcantarillado, arreglar las calles y parques, ofrecer salud y educación de calidad para todos, también es imperativo abogar por un buen comportamiento y reconstruir esta ciudad de ensueño para que convivamos en paz y mejoremos la calidad de vida de todos los cartageneros.
Miryam Lucia Ochoa Piedrahita
Amigos del MAMC
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Cartagena, septiembre, 2021