La droga llegó a mi corazón


Conozco de cerca, muy de cerca, el problema de las drogas. Desde hace algo más de 4 años me ha tocado lidiar con ellas, conocer, padecer y llorar sus consecuencias. He sido una consumidora del dolor y el sufrimiento que traen los alucinógenos.

En el año 2013 con tan solo 17 años, mi hermana decidió entregar su vida al vicio, desde ese entonces, mi madre, mi familia y yo, llevamos a cuestas un amargo sufrimiento, vivimos con zozobra, y a la espera de esa llamada portadora de malas noticias, sabemos que el resultado de esa vida de calle, es la cárcel o la muerte.

La impotencia me invade y me atormenta, quisiera hacer más, sacarla de ese mundo, pero no he podido. En dos ocasiones logré internarla, pero al salir, recaía en la adicción que la mantiene esclava, a ella y a nosotros su familia.

A causa del consumo, hoy, ya de 21 años de edad, se ha convertido en una mujer agresiva y un tanto peligrosa, rodeada de ‘causas’ ha protagonizado un sin número de riñas callejeras, en algunas, ha estado a punto de perder la vida, en otras, ha estado a punto de quitarla.

Hoy mientras escribía, recibí una llamada, una de tantas que he recibido en estos 4 años, mi hermana apuñaleó a su pareja sentimental, ‘causa’ igual que ella, y mi madre y hermanos son objeto de amenaza por parte del padre de la víctima, lo más doloroso, es que esta historia se ha repetido una y mil veces.

Cuando entró a ese mundo nos arrastró a todos los que la amamos, sufrimos quizá más que ella, al verla en ese estado, al saber que delante de sus pasos, no hay muchos caminos. Mi madre hace dos años, desesperada y con temor, denunció y anunció a las autoridades su proceder y el riesgo que representaba, sin embargo, la justicia no ha operado.

Hoy alguien está a punto de perder su vida, es un dolor inmenso el que embriaga, creo que poco harán las autoridades. Espero nadie tome la justicia por su propia mano, porque en este juego de la calle y el vicio, terminamos todos arrastrados. Esta historia se volverá a repetir, lastimosamente será crónica de una muerte anunciada: ella quita una vida o le quitan la de ella.

Esta es mi experiencia con los alucinógenos, y como yo, sé que muchas familias sufren en silencio. No sé qué hacer, ni qué camino tomar, me ha tocado sin quererlo, consumir por 4 años la dolorosa secuela de una adicción, esa que consumimos los que tenemos que ver como se acaba alguien que amamos.

Así es el mundo de las drogas, la maldita droga que hoy nos consume, que hoy me consume, que llegó a mi corazón, esa que enriquece a algunos, mientras destruye y consume a otros. Hoy quisiera que esta historia no fuera real, pero es más cierta y más cruda de lo que logré narrar en estas líneas.

Me duele el corazón.

Laura Sanmiguel Costa


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