El extra que revivió Marlon Brando


Son las once de la noche de este día de septiembre del año I de la segunda pandemia del siglo XXI. No se si valga la pena tanta estridencia para este año de mierda en el que se ha comprobado, una vez más, que la gente se quiere más bien poco pero busca descargar sus miserias en otros a punta de fiestas, selfies y demás, amén de transportar un virus cuyo tamaño es inversamente proporcional al de la fragilidad humana.

Al loro que se hace tarde para dormir. Acabo de concluir la obra del sinceano John Jairo Junieles titulada El Hombre que hablaba de Marlon Brando. De los libros se dice que son portales al tiempo, a dimensiones perdidas, quizás olvidadas. Al transcurrir de esta lectura, con cada locación citada, me fue inevitable pensar en aquellas fotos viejas que se acomodan dentro de una ubicación real para luego ser capturadas en otra foto. Inmortalizado en bytes un pasado remoto enmarcado en un presente que a su vez se volvió pasado con el cierre de un obturador al que solo podemos honrar con un intrascendente like

“Ahora que me hace caer en cuenta, no sé ni por qué lo recordé, qué cosas tan raras tiene uno en la cabeza, y de pronto salen, así debe ser cuando te vuelves loco, simplemente pasa y no te das cuenta”.

Me permito citar ese texto de esta obra de Junieles porque vaya uno a saber la cantidad de cables que habrán estar cruzados en la maraña de neuronas que viven en mi cerebro. Solo de esa forma puedo explicar lo que me transportó a aquella foto que me mostró Carmelo, mi tío político, que nos alegró tantas pascuas con sus dulces de papa, leche y demás frutos y raíces de esta tierra en la que nos tocó vivir.

Carmelo, de quién aprendí a amar aún más la salsa en la que me refugié en mis primeros años de universitario, después de un almuerzo nos enseñó una foto que aún recuerdo maravillado.

–“¿Tú sabes quién es ese?”, me preguntó con esa sonrisa vacilona que le caracterizaba.

–“¿Eres tú?”, pregunté con el asombro de intuir una respuesta fascinante.

–“¡Y quién más!”, me respondió triunfante para luego mostrarme el texto al respaldo de la instantánea en la que probaba su participación como extra en La Misión, película protagonizada por Robert de Niro en 1986 también filmada en Cartagena, al igual que la Quemada de Marlon Brando. ¡Un familiar mío estuvo en una película famosa! Era todo lo que alcanzaba a pensar mientras me lo imaginaba.

Cada palabra escrita por el autor fue una invocación a la memoria de aquel tío político que siempre fue un bacán conmigo. A un tipo fue querido por sus vecinos del barrio Villa Ángela y que le pidió a su hijo ser recordado por siempre como un tipo amante de la vida, loco, pero chévere. Carmelo ya partió de este mundo, pero me dibuja una sonrisa el hecho de que esta lectura lo revivió. Me da gusto pensar que todo cartagenero tuvo por vecino a alguien así, a alguien que también fue extra de una película filmada en esta ciudad a la que volví mía y amo intensamente.

Y es que se presta para ello. Alguna vez le escuché a alguien decir que este lugar se parece a una escena de cine. Los que aquí vivimos intentamos comprender, como lo hizo Alsino Bitar, cómo es que la turistean y la visitan a cada rato aunque en el fondo sepamos que la aman tanto como nosotros. Como la amó García Márquez, cuyas cenizas habitan aquí. Como lo hizo Santiago Barón que, viviendo un guión cinematográfico en carne propia, contó la crónica de una película que marcó a toda una ciudadanía e hizo época. Como lo hizo el italiano Tommassi, quien regresó a ella fugándose de la cárcel que se había construido con su soledad solo para desandar los pasos de una aventura vívida en una producción de la que participó, aunque sentenciada por el recuerdo de un amor que le fue negado.

Ecos de aventura, música y, por supuesto, cine. Una mezcla perfecta que ambientadas en esta Cartagena que se resiste a la modernidad y en la que a veces sus ciudadanos son extras en las películas de otros.

Un trago de ron por este maravilloso libro que es El hombre que hablaba de Marlon Brando pero antes, uno por John Jairo Junieles y por supuesto… uno por Carmelo.

 

SORBO FINAL: John Jairo Junieles estará participando de una charla en la que hablará de su libro este viernes a través de El Concervezatorio. Están todos muy invitados.


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