La vida es para valer. La vida es para llevar.
Toquinho. Samba pra Vinicius
Te acuerdas, buen amigo, aquella tarde del 31 del año anterior que conversábamos después de beber unos buenos “juguitos de cebada” –como bien te gusta llamarlos– sobre lo que nos había dejado el año anterior y lo que habíamos aprendido. Recuerdo las lágrimas que escaparon por tus ojos al insistirte tanto en no dejar de luchar. Recordé entonces lo duro que fue que mi compañero del FIFA y mi amigo de frías se fuera sin decirme adiós. Y aunque para esa tarde ya sabía que te volverías a ir, ya estaba listo para tu partida porque veía en ti un mejor semblante. ¿Quién nos diría que la vida te obligaría a volver y que enfrentarías uno de tus años más difíciles? Porque esa es la vida. Jodona, fregada… pero llena de aprendizajes y de pendejadas, de las buenas que construyen anécdotas, que llenan el álbum de fotos de nuestra memoria.
Hoy, con una bisabuela menos pero un ángel más, pienso en las cosas que dejó este año. En los proyectos que emprendimos, los amores que se fueron y los que se hicieron más fuertes. En aquél viejito argentino que aunque salió de San Pacho con un pómulo roto, también lo hizo con la sonrisa más sincera. Pienso en las lecciones que dejó y me lamento que no se hayan quedado en nuestros corazones por andar pensando en pendejadas, las otras, las malas.
Pienso en aquella noticia que celebraba los aguacates sin pepa desarrollados para que la gente no se corte pelándolos… y decía yo, ¿qué quedará para aquella abuelita que después que muriera su madre se siente más sola y más próxima a morir? O, ¿aquél abuelito que siente que del otro año no pasa porque cada día ve menos y se siente muy mal? ¿Qué es un aguacate sin pepa ante la sensación de partir, de no querer morir? Pendejadas…
Hoy, tú que tienes unos gramos menos de aquél bulto que acompañó tu cuello todo el año, ¿recuerdas aquél amigo que alguna vez te dijo que eras bueno y que sólo te hacía falta creértela? Nunca olvides ese mensaje porque la vida no se puede ir en pendejadas. Hoy más que nunca hay motivos para celebrarla. Celebra la vida. Celebra este año que se fue. Celebra el que llega.
Ten un feliz año nuevo.
SORBO FINAL: Ingeniero. Gracias por propiciar mi llegada a aquél lugar que queremos tanto y que usted deja en este año que también se va. Gracias por ser lector de este espacio. Mi aprecio y respeto para usted. Buen viento y buena mar.