Octubre en elecciones me aburre un poco. Llegar a esta temporada y encontrar más de lo mismo no hace más que menguar la esperanza, sobretodo en ciudades como mi Cartagena donde cambiar de alcalde es tan fácil como encontrarse una laminita repetida en tiempos de Mundial.
Sin embargo, mientras personas como yo tengamos tribunas como este blog habrá que meterse en el fango porque ya está bueno. A qué le apostamos en las elecciones, pregunta la colega Carmen Anachury. Cartagena no se merece el mismo escenario de siempre, denuncia el también colega Rafael Garrido. Y se suman muchas más voces fuera de esta esquina del dos punto cero. Ante tanta desesperanza, yo sólo aspiro a que al menos esta vez quien resulte escogido complete su mandato en el periodo establecido. Al menos, es un paso para dejar de dar vergüenza como ciudadanía. Siempre acabo con esa sensación cuando las noticieros muestran notas referentes al tema. Cuando salió Manolo, cuando salió Quinto... Siempre lo mismo. "¿Otra vez?" Sí, otra vez.
Esta vez se lanzaron catorce. Fuera de la contienda ya hay dos pero igual sus caras están impresas en el tarjetón. De los doce que quedan, dos investigados van punteando en las encuestas. De esos dos, uno no va a debates con los medios porque su debate es con el pueblo. Nos quedan diez de los quedan, resalta uno que se ha dedicado a denunciar todo lo que ha sido posible del resto de sus contendientes; voz alzada, programa de gobierno débil -reconocido por el propido candidato-. Unos conocidos, otros no tanto y al final, en una esquina como apartada, la casilla del voto en blanco en la que muchos se refugian con la esperanza que alguna vez gane para que haya una limpia electoral.
El que puntea en encuestas de Cartagena no va a debates, no responde a dudas, no da la cara. Un manto de duda se posa sobre él, pero la intención de voto arriba. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
— Catalina Gómez (@CatalinaGomezS) October 18, 2019
Y así nos va, cartageneros. Dentro de todas las opciones, que por supuesto algo bueno deben ofrecer, escoger la mejor. Cuesta porque aún hay quien prefiere votar por el que va ganando para no perder el voto. Se vota pensando que el voto en blanco se le suma al que va ganando. Se vota para ayudar al amigo para que no pierda su trabajo porque el "doctor" se lo prometió. Y la que más duele, aún se vota a cambio de un pago.
Tengo la fe de quienes escribimos sobre este tema, tenemos la esperanza que el electorado reaccione. Que quienes hayan visto debates puedan persuadir a más y más gente a votar. Ojo, no a votar por quien yo te diga. A votar. Votar es la voz que tenemos para hacerle saber a los que han manejado la ciudad por años y años que queremos algo distinto. Que Cartagena, aunque esté sitiada, no se somete. Ojalá este sea el año y podamos, como ciudadanía, recuperar la fe.
Foto del encabezado: Tarjeton electoral para Alcaldía de Cartagena de Indias - Registraduría Nacional del Estado Civil https://tarjetaselectorales2019.procesoselectorales.com/visualizar_doc?token=bab0ba757af6a4d9b8cbb574a8ec43410a77ba38aa66ef045ee6a0bab3f53dfc&doc=WaX08JiwgnV%2FHM3olJ4Yk6kpG6xsULeMf%2FUmjbmH2CaD0%2BTz4svbvyuj2DcV%2F7LW07iv9jZuN1xHGHrKWUa4hg%3D%3D
SORBO FINAL: En 2009 escribí un texto titulado "De la maleabilidad y otros demonios". Concluía con esta frase:
Compartir este mensaje y educar a aquellos que vienen siendo presas fáciles de aquellos 'lobos' es un deber ciudadano. Usted es herramienta clave para detener este mal. Pero el libre albedrío es la piedra angular de todo esto. Por lo que en sus manos está, amén de haber recibido la educación necesaria.
Diez años después me doy cuenta que sigue estando vigente. Es triste que en ese tiempo hayamos cambiado poco, pero la esperanza es lo último que se pierde.