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En la tarde del 28 de junio, luego de un chubasco, los chicos de los sectores humildes de la Isla de Manga salieron al Puente Las Palmas, diagonal a la marginal de San Lazaro para pegarse un chapuzón bajo la mirada incrédula de transeúntes y conductores. Felices se lanzaban del puente.
Y era divertido, realmente se podía sentir la alegría de los chicos mientras corrían a montarse sobre las barandas del histórico puente para hacer piruetas antes de chocar sus cuerpos contra el agua. Sin embargo no pude evitar preguntarme por el olvido en el que Cartagena ha sumido sus cuerpos de agua, el mal uso que le hemos dado a esas rutas naturales, a esos habitat, a esos balnearios.
La respuesta parece obvia, nos importa un carajo lo que pase con ellos, de hecho no los miramos como habitat, ni rutas de comunicación ni balnearios, los vemos como botadores de basura, y por eso nos sorprende ver a niños bañarse en sus aguas. No obstante esos "basureros acuáticos" hacen parte de la ciudad, y así no tengan dolientes, están ahí, esperando pacientes que algún gobierno sensato y progresista encuentre la manera de rescatarlos y darles el valor que merecen. Las posibilidades son amplias: movilidad, ecoturismo, deportes náuticos, etc. Mientras eso sucede, los niños en Cartagena igual van a buscar maneras de divertirse, ya sea en ese caño o en cualquier otro, como sucede en algunos sectores de la Cartagena suroccidental (los he visto)
Las condiciones de vida de las nuevas generaciones dependen de posturas responsables y autosostenibles de los gobiernos y los ciudadanos en la actualidad. Cartagena todavía puede redireccionar su camino para ofrecer a sus niños un futuro más prometedor, ya no con plataformas exploradoras en el caribe, ni con la expansión de Contecar sino con más arboles en las calles, cuerpos de agua limpios y un aire más sano.
NOTA: ya vieron como se ha recuperado el Caño Juan Angola en el sector de Puerto Duro. La naturaleza es capaz de hacerlo, la pregunta es ¿somos nosotros los humanos capaces?
Fotografías: Carlos E. Rivera Ruiz
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