El próximo 30 de junio se anuncia la presencia del Gran Combo de Puerto Rico en Cartagena para conmemorar sus 50 años de vida artística.
La denominada “Universidad de la Salsa” como la bautizó el locutor Ley Martin llegará otra vez a la Heroica con su sabor de siempre y con un renovado repertorio para todos sus seguidores.
Del Gran Combo se ha escrito mucho y parece que el papel no alcanza para narrar todas sus anécdotas y aventuras muscales durante 50 años.
Quién iba pensar que aquel grupillo de mulatos talentosos que se armó después de la crisis que se produjo en el seno de la famosa agrupación Cortijo y su Combo se fuera a convertir con los años en la orquesta de salsa más emblemática de Puerto Rico. Lo paradójico es que de la indisciplina que manejó el timbalero Cortijo con su agrupación nació una banda durante 50 años su disciplina ha sido el factor determinante para sobrevivir en el difícil mundo de la música.
Hay muchos aspectos interesantes que marcan la vida del Gran Combo, pero en esta oportunidad me voy a referir a la relación que tiene esta singular orquesta con nuestro país y en especial con las ciudades de nuestra Costa Caribe.
Para nadie es un secreto que Colombia es un país lleno de compositores en muchos géneros musicales y que durante muchas décadas varias agrupaciones del exterior se han nutrido de estas canciones colombianas y las han convertido en éxito.
El Gran Combo no fue la excepción, pues en su discografía figuran grandes piezas musicales de autores colombianos.
Yo particularmente cuando era adolescente disfruté en esa época éxitos de letras vallenatas que impuso el Gran Como tales como: "Matilde Lina" del compositor invidente Leandro Díaz, “Nido de amor” del fallecido Octavio Daza, Amor comprado de “Armando Zabaleta”, "Simulación" de Rafael Manjarrés y otros que pegaron al final de los ochenta como "Amigo mío" y “Camino de amapolas”, ambos del cantante y compositor de Sabanagrande (Atlántico) Gabriel “Rumba” Romero.
Sabía que el Gran Combo había gradado otras piezas musicales de compositores colombianos y muchas de ellas no muy conocidas en sus primeros LPs, pero no tenía la información precisa.
Pero gracias a un artículo que encontré en la web escrito por nuestro amigo el profesor Remberto Campo Torres, en su blog docenteinen.com me dio muchas luces sobre el particular.
Según el artículo de Remberto Campo, los “mulatos del sabor” como se les llama también al Gran Combo, han grabado alrededor de 17 temas del folclor colombiano.
La primera fue “La matica de mafafa”, del rey de los trabalenguas Eliseo Herrera y que fue interpretada por Andy Montañez en el LP titulado “El Gran Combo de siempre” para el sello Gema en 1962.
Los otros temas son “Cabeza de hacha” (éxito en Colombia), atribuido a Noel Petro, pero es un tema del folclor argentino titulado “Tupungatina” de Cristino Tapias y fue grabado por Carlos Gardel en 1921. También lo grabó Rubén Blades y Diomedes Díaz; Don Goyo (1971), de la compositora Graciela Arango; Festival en Guararé (1967), del panameño Diorindo Cárdenas y que Alfredo Gutiérrez lo inmortalizó; “Pachito e’ché (1976), del bogotano Alex Tovar; “Máscara de gato; de Adolfo Mejía (1976); “Por ella”, vallenato de Estaban Montaño (1986); “Carta al creador”, vallenato de Rumualdo Brito (1988); Vida vencida (1994) de Juan carlos Rueda; “Con eso”, de Juan Carlos Rueda (1997); “Dime que me quieres” (2001); Nadie Como ella (2001) y por último “Colombia tierra querida”, de Lucho Bermúdez, que cantó el Gran Combo en el estadio Jaime Morón en la inauguracion de los XV Juegos Centroamericanos y del Caribe.
De esta manera queda demostrada la vinculación musical entre Colombia y el Gran Combo, una institución que nació en Puerto Rico, pero que nosotros los colombianos la sentimos también como nuestra porque hace parte de nuestra historia en lo que a música tropical se refiere.
Bienvenidos nuevamente al “Corralito de Piedra” maestro Rafael Ithier, el director, y sus muchachos: Charlie Aponte, Jerry Rivas, Papo Rosario, vocalistas y Eddie Pérez, su insigne saxofonista.
Hasta luego
