Las historias de Juan: La Gran Bretaña nació en el Darién (II)


                                                                    William Paterson - Banquero escocés

La Compañía de Escocia se sumó al proyecto denominado Plan Darién del banquero escocés William Paterson (1658-1719), que consistía en “crear una colonia en el istmo de Panamá, para facilitar el comercio con el Lejano Oriente”. Sobre cómo Paterson forjó el plan hay dos versiones: una, que lo hizo en su adolescencia durante un viaje que realizó a Las Bahamas; la otra, que en Londres conoció a un marinero llamado Lionel Wafer “quien le habló sobre un maravilloso paraíso en el istmo de Panamá, con una bahía protegida, indios amigables y tierra rica y fértil, un lugar llamado Darién”. 

La idea de facilitar el comercio con el Oriente a través de Panamá no era mala, ni Paterson era un simple charlatán, como demostró labrando una gran fortuna trabajando con bancos holandeses y promoviendo la creación del Banco de Inglaterra del que fue uno de los primeros directores. Pero vender la idea no fue fácil, tanto el Rey Jacobo I de Inglaterra como los holandeses y el Sacro Imperio Romano la rechazaron de plano. Solo los escoceses, que estaban desesperados por salir de la inmunda en que se hallaban, compraron la idea sin hacer el más mínimo “due diligence” como les hubiera recomendado el gurú de marras de haber existido por ese entonces.

La suscripción de acciones del Plan Darién fue un éxito total en la ciudad de Londres hasta el momento en que el Gobierno inglés prohibió a sus ciudadanos comprar esos papeles por dos motivos: el primero, que su vecino del norte no se hiciera a un monopolio en el comercio con Oriente que le permitiera salir de su pobreza; y, el segundo, no molestar a los españoles con quienes en ese preciso momento no se encontraba en guerra como si lo estaba la mayor parte del tiempo. Ante esa prohibición, la Compañía concentró sus esfuerzos en Escocia donde levantaron en seis meses, entre pocos ricos y muchos pobres, 400.000 libras esterlinas, que si hoy es un dineral en ese entonces equivalía a una fortuna.

Con la suma recogida se compraron inicialmente cinco buques llamados Unicorn, St Andrew, Caledonia, Endeavour y Dolphin, que zarparon con 1.200 personas hacia el Darién. Todos llegaron al paraíso que resultó no serlo: ni indios pacíficos, ni españoles hospitalarios, ni clima apacible, ni plagas inexistentes, ni tierras feraces. Todo se confabuló contra los pobladores de la Nueva Caledonia, pobblado que duró menos que lo que se demoraron en bautizarlo. Los que no murieron durante la travesía o por causa del clima y de las plagas, lo hicieron a manos de los españoles o de los indios. Tan veloz fue el exterminio de los primeros escoceses, que no hubo tiempo de prevenir a un segundo grupo de 1.300 colonos que zarpó del puerto de Leith en Edimburgo en 3 buques, con idénticos resultados pues las circunstancias eran exactamente las mismas, o peores toda vez que Inglaterra había prohibido a sus súbditos en el Caribe y en Norte América prestar cualquier tipo de ayuda a los escoceses. 

Destruidos los dos intentos de adelantar el Plan Darién, Escocia ahondó su crisis lo que fue aprovechado por su poderoso vecino del sur. En 1707 se firma por los dos reinos, el de Inglaterra y el de Escocia, el “Acts of Union” mediante el que se creó el Reino Unido de la Gran Bretaña bajo un solo monarca y un único parlamento, a cambio de lo cual Inglaterra proveyó 398 mil libras para resarcir las pérdidas de quienes invirtieron en la ruinosa aventura. 

Del desastre del Darién, además del Reino Unido de la Gran Bretaña, quedaron el Royal Bank de Escocia que nace del ente establecido para administrar los fondos para resarcir a los inversionistas y un pueblito de 1.900 habitantes en el Estado de Georgia en USA, bautizado Darién por los colonos escoceses que lo fundaron en 1736 en homenaje a las fracasadas expediciones en territorio neogranadino.

Un siglo y medio más tarde otro escocés, Gregor MacGregor, héroe de nuestra independencia, demuestra que la memoria de los humanos es corta cuando embarca a los británicos todos, ingleses y escoceses, en un plan parecido al del Darién en otra región de lo que fue la Nueva Granada: la Costa de Mosquitos. Sobre esta segunda capada del perro, ocurrida en los años veinte del Siglo XIX, pueden leer en el próximo capítulo sobre escoceses en nuestra historia.

Continuará...

 


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