La verdad detrás del romanticismo de los caballos cocheros


Trailer del documental homonimo, que narra la tragedia y tortura de los caballos turísticos en la ciudad. Se puede en nombre de la tradición, torturar impunemente?

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REFLEXIONES DE UNA RESCATADORA DE ANIMALES

Cuando empecé mi trabajo como rescatadora de animales todos me sonrieron: “Qué bonita causa”.

Unas semanas después me animaron: “Los animales necesitan a gente como tú”.

Yo seguí, entonces me avisaron: “admirable por lo que luchas pero, muy difícil”.

Y al ver que no me detenía me advirtieron: “Te estás implicando demasiado”.

Después vinieron los que evitando herirme pretendían curarme de analfabetismo: “Hay injusticias mucho mayores, porque no te dedicas a salvar niños?”. Y cuando les decia que por cada 5000 fundaciones que existen en el mundo de ayuda a seres humanos hay solo una fundación de ayuda a animales me responden: “Siempre ha sido así, los animales han nacido para eso”. (Es decir, Dios los creo para ser torturados, abusados, masacrados y explorados asi que el “muy difícil” pasó a ser “imposible”).

Luego los agoreros: “Caerás enferma con esa dieta vegetariana”.

Más tarde los amenazantes: “Te estás aislando socialmente, todos se burlarán de ti”.

Los fatalistas: “Perderás los trabajos y nadie querrá contratarte cuando metan tu nombre en google y vean a qué te dedicas”. y el “Cualquier día te van a romper la cara o te van a hacer un daño”.

 
Y cuando ya parecía que se habían cansado de joderme y aconsejarme, cuando por fin me ignoraban porque por más que se burlaban, yo sigo adelante tenaz y tozudamente, cuando todo indicaba que me habían dejado por fin en paz aparece de nuevo alguno de aquellos con una sonrisa para que le digas qué hacer con el perro que se ha encontrado o dónde llevar al que ya no quiere.
 
Y de paso: “Oyeme Eva tú que estás tan metida en eso de los animales, ¿me puedes conseguir uno de raza, cachorro, que esté castrado, vacunado, sano, educado y cariñoso con niños? Ah, y que sea macho, y GRATIS por favor”.

Para muchos siempre seremos los enajenados de los animales, los lunáticos, los hippies, los bobos que se nutren exclusivamente de lechuga y tofu, que no queremos ensuciar nuestro cuerpo con el dolor de los inocentes.

 
Que somos los idealistas que tragan polvo, insultos y golpes con tal de defender una vida que para nosotros vale tanto como la propia nuestra, los que juramos que hay terror en la mirada de un cerdo a punto de ser asesinado y gratitud y amor en la de uno liberado.
"Pero Como asi??? ¡Si los cerdos sólo son cerdos!".
 
 
Esos son los mismos que miran a otro lado a la hora de protestar frente a una plaza de toros o contra la tortura a los caballos, -“¿y si dan palos?”-.
 
 
Los mismos de “cómo pueden comer carne de perro los chinos?? pero yo sin la proteina de las vacas ME MUERO, ME MUERO!!!"
 
 
 
 
Esos, los mismos que no nos acompañan en las bicicletadas contra la tortura a los caballos cocheros, porque les da verguenza, y esto es así porque la mediocridad es contagiosa, flota en el aire y es pandemia en Cartagena.
 
 
 
 
Para ellos somos solo unos pobres locos, pero al final... saben que pasa al final? al final terminan siempre acercándose a nosotros y pidiéndonos que nos convirtamos en los maravillosos cuerdos que están cambiando el mundo para bien, porque al final, siempre les perdonamos, y les ayudamos a solucionar sus problemas.
 
Nosotros los rescatadores somos una gota de compasion y amor en un mar de crueldad e indiferencia. Somos la minoria que cambia el mundo, los que hacemos la diferencia.

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