Manolo, el alcalde que nos merecemos


Que Cartagena está en una profunda crisis es un lugar común, pero de tanto ser común te das cuenta que siempre lo ha estado, desde que nací las cosas han estado mal en la ciudad, así que mas bien cambiemos el argumento a algo más real: a que Cartagena es una crisis eterna, un error histórico, un caleidoscopio macabro que cambia de arista con cada vuelta del sol.
Aquí nada funciona, solo la corrupción y las mafias que se tienen tomada la ciudad políticamente, en la que es un desastre vivir, pero en la que si funciona bien ese 1% de la ciudad, que es el centro histórico, la gran babilonia de superficialidad y puteria, la gallinita de los huevos de oro para las cinco familias de siempre, y que el resto de la ciudad, el cartagenero real, navegue en sus propios excrementos a nadie importa.
Que un ser humano no respete a los animales no es poca cosa, la decencia de una persona, su sabiduría, su nivel moral, su elevación espiritual, se mide en como trata y se relaciona con todas las criaturas de la creación.
Y los cartageneros pasamos del "los animales están para eso" de Dionisio Velez (refiriéndose a los caballos cocheros, es decir para que los esclavicen hasta matarlos) A "¿La filosofía para qué?" de Manolo Duque.
El daño inmenso que le hizo Campo Elias Teheran Dix a Cartagena, es que la poca dignidad que le quedo al cargo de alcalde, se fue por los canales de aguas negras de la ciudad, cosa aparentemente imposible después de ese desastre de populismo y corrupción llamado Nicolás Curi Vergara,
Antes para ser alcalde había que tener cierta dignidad, cierto estatus moral e intelectual, cierta preparación, una mente formada de estadista. Después de Campo Elias Teran cualquiera puede ser alcalde, el próximo puede ser Cesar Pion o Ever Luis el locutor feliz.
A Manolo no le sirve que los jóvenes estudien filosofía, obvio, porque si estudian filosofía van a aprender a PENSAR, y van a empezar a ser inteligentes, a tener unas estructuras de pensamiento racionales y coherentes, a comportarse como seres humanos, y eso sería revolucionario, significaría dejar de votar por Manolos, Dionisios, Curis, y construir una ciudad vivible, digna y humana.
Pero no! Eso pa que! mejor que se queden brutos! sin pensar, sin razonar, sin reflexionar, sin utilizar el pensamiento critico, adiestrados solo para producir la liga diaria, nacer, crecer, bailar champeta, rezar, reproducirse y eternizar las estructuras de ignorancia, desigualdad, sojuzgamiento social, segregación y castas que han hecho de Cartagena una infamia que clama al cielo.
Tenemos el alcalde que nos merecemos, al nivel de nuestra corrupción, de nuestra baja autoestima, de nuestra cobardía, de nuestra ausencia de civismo, de nuestro desprecio por el bienestar común.
Manolo es nuestro espejo como sociedad, una imagen que da risa, que da miedo, que da asco, mucho asco.


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