¿Qué hacer si eres testigo de un atraco a mano armada?


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Si usted cree que aquí va encontrar la respuesta a ese titular, no siga leyendo porque la verdad, yo no supe qué hacer.

Hoy, martes 14 de junio, a la 7:20 de la mañana, iba a dejar a mi hija de apenas 3 años en el colegio cuando de un momento a otro la abracé y la apreté fuerte contra mi pecho. Ella nunca había sentido latir mi corazón de esa manera. Era latidos de impotencia, de miedo, muy rápidos.

A menos de 6 pasos de nosotros estaba un tipo apuntando con una arma de fuego a un joven que caminaba por el sector. “Dame el reloj y el celular, o te quemo”, alcancé a escuchar. Mis ojos se fueron directamente a ese revólver niquelado. El dedo índice del ladrón estaba listo para apretadar el gatillo y no pude ver más, o más bien, no recuerdo mucho.

Yo estaba casi que arrodillado por el tamaño de mi hija. Con mi mano izquierda apretaba su espalda, en mi derecha se podía ver cómo temblaba la lonchera.
El tipo que manejaba la moto (estaba parqueado), analizaba todo el panorama, miraba hacia todos los ángulos mientras esperaba a su compinche que cometía el hurto. Ese motociclista me vio agachado, inmóvil. También veía cómo iban muchos niños entrando al colegio acompañados por sus padres que no se percataban de lo que ocurría.

La víctima, un joven de unos 27 años que sin duda debió estar más asustado que yo, se demoraba en sacarse el reloj de la muñeca, la escena no duró más de un minuto, un minuto que ha podido ser fatal.
En la esquina del robo hay una casa de dos pisos, desde arriba se escuchaba la voz ronca de un señor que terminó de asustarme. “Bandidos, vayan a trabajar honestamente”, gritaba desde lo alto.

Pensé que era el final, pensé que el señor iba a llamar a la policía, pensé que los rateros ante esa algarabía iban a disparar, pensé que el de la moto pensaba que yo los estaba grabando y me iba a abordar también a mí, pensé de todo hasta que por fin la víctima entregó todo. El bandido se subió de parrillero a la moto y arrancaron.

“Los pillé, los pillé”, gritaba el joven robado que salió corriendo temeroso detrás de la moto. Afortunadamente no los alcanzó porque hoy estuviera escribiendo otra historia.

Los vecinos salieron de sus casas. “Esto pasa todos los días por aquí”, dijo un habitante. “Vamos a cerrar estas calles como han hecho algunos barrios para que no pasen motos”, agregó.

Caminé con mi hija hacia el colegio, nunca la solté hasta que la dejé en manos de una profesora.

Cómo desearía no soltarla nunca, cómo desearía que esos dos rateros no fueran la primera historia de miedo que vivimos juntos. Cómo desearía más seguridad para mi Cartagena.

Cómo desearía no ser más testigo, ni mucho menos víctima, de esta inseguridad.

¿Hasta cuándo?
Hoy, luego de dejar a mi hija en el colegio, empecé a leer el periódico El Universal y vaya sorpresa, el Editorial estaba dedicado a la inseguridad en la ciudad http://www.eluniversal.com.co/opinion/editorial/la-inseguridad-10739.

Al Alcalde Manolo Duque, al Comandante de la Policía Metropolitana, a quienes conozco, pilas. No es justo tampoco que la comunidad esté linchando ladrones, ni que estén cerrando calles http://www.eluniversal.com.co/cartagena/talanqueras-cuando-la-comunidad-toma-medidas-ilegales-por-la-inseguridad-227767 porque nadie nos cuida. Y ahora, que el Alcalde esté de acuerdo con medidas ilegales http://www.eluniversal.com.co/cartagena/alcalde-duque-apoya-las-talanqueras-en-los-barrios-228351 es un síntoma más de que la solución no llegará por ahora.

Ahora, dirán que estoy contra las motos, no. Pero tampoco es un secreto que la mayoría de crímenes se comenten con estos vehículos. La solución ahora no es poner más días Sin Moto, la solución tampoco es más pico y placa para ellos. Es deber de la Administración buscar una solución urgente porque esta inseguridad es pan de todos los días. Que los días sin moto son una tortura porque el transporte público, todavía, no es el mejor. Que los días sin moto puedes caminar tranquilo, que los días sin moto casi que no se reportan homicidios en los periódicos, que mucha gente usa su moto para ir al trabajo y no necesariamente es mototaxista. Muchas cosas tienen para analizar, ya todo eso se sabe, pero hagan algo.

Algunos critican los periódicos populares porque a diario relatan “solo robos y muertos”. ¿Será que nos estamos acostumbrando a esto? ¿Será que actuamos con medidas urgentes y paños de agua tibia cuando sucede algo que “de verdad conmociona” a la sociedad”? Por ejemplo, todavía recuerdo que muchos se contentaron porque el Alcalde dijo que miembros de la Infantería de Marina iban a patrullar las calles luego de la muerte de tres policías. Ajá, ¿dónde están los resultados? ¿dónde están los Infantes? ¿Cómo operan? ¿Hasta dónde pueden o no requisar a una persona? ¿Se fueron? ¿Cómo apoyan a la policía? ¿En qué barrios?

Es increíble cómo se creció este problema y la solución no llega, bueno miren que por la Avenida Pedro de Heredia la idea es que no debería transitar ni una motocicleta desde la implementación de Transcaribe pero no, “es mejor no meterse con ese chicharrón”.

No me explico cómo es que mientras se comete un hurto en un barrio y mientras escapan los bandidos no se encuentran con ningún retén de la policía. Lamentablemente qué tanto puede decir un testigo si los bandidos nunca se quitan el casco, o si tapan la placa con una toalla higiénica. Bueno la mayoría dicen que "la moto era de tal color", sí, facilito encontrarla con esa descripción, con tantas igualitas.

No todos los motociclistas son bandidos, así como no todos los taxistas son abusivos, así como no todos los periodistas decimos la verdad. Hoy, la verdad es que todos somos testigos de lo que pasa en Cartagena.

Por ahora solo queda recomendarles a los que tienen la dicha de recibir una prima, no den papaya en estos días.


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