La piel es el órgano donde inicialmente se manifiestan la mayoría de las alergias. Las alergias pueden aparecer como consecuencia de la exposición a innumerables factores tales como medicamentos, alimentos, metales, plantas, exposición al sol, procesos infecciosos, alteraciones en el sistema inmunológico y en la mayoría casos por causas no determinadas. Las alergias pueden manifestarse en la piel como procesos inflamatorios aislados o diseminados, o también como ronchas (habones). En algunos casos solo predomina el intenso prurito (picazón), que puede llevar a la persona a lesionar la piel por el rascado intenso.
Existen dos formas principales de manifestación de las alergias cutáneas: El eccema y la roncha. En el eccema aparecen áreas en la piel, muy pruriginosas, enrojecidas, ásperas al tacto, en ocasiones supurativas por sobreinfección por rascado. Las ronchas pueden ser únicas o múltiples y tienen como característica que desaparecen en término de pocas horas, reaparecen en otros lugares, y ocasionalmente cursan con mucho prurito. Cuando la aparición de ronchas persiste por más de cuatro semanas, se considera una urticaria. La urticaria en ocasiones aparece como consecuencia de calor excesivo, o después de hacer ejercicios.
La dermatitis (eccema) atópica y la dermatitis de contacto, son las principales manifestaciones de alergia cutánea. La dermatitis por contacto, ocurre cuando la piel entra en contacto con alérgenos, que pueden ser productos de limpieza de uso en el hogar, insumos industriales, el níquel, cromo, cobalto presentes en adornos o joyas brillantes, y en algunos tintes y desodorantes. También puede presentarse por el uso de cosméticos, colorantes, medicamentos, contacto con algunas plantas, exposición solar y luego de la aplicación de algún medicamento o cosmético, entre otras causas. La dermatitis atópica ocurre principalmente en niños, no se conoce exactamente su origen, pero se considera que la piel no cumple completamente su función, y tiene aumento de la permeabilidad. Usualmente hay antecedentes familiares, y puede cursar con asma o rinitis. Sólo la edad y el antecedente de contacto pueden orientarnos de cual dermatitis de trata, porque en los casos de larga data la apariencia de las lesiones es muy similar.
El origen de las alergias cutáneas no siempre es fácil de establecer. En niños usualmente se trata de dermatitis atópica, y nos guiamos por antecedentes familiares, edad de presentación, asociación a otras patologías como rinitis o asma. Cuando sospechamos dermatitis por contacto, los antecedentes referidos por la persona, en especial actividades domésticas y laborales, complementado con pruebas de sensibilidad cutánea, pueden contribuir en algunos casos a determinar la o las sustancias implicadas en el proceso.
El tratamiento de alergias consiste en una asociación de antihistamínicos, corticoides tópicos, y en ocasiones tomados o inyectados, complementado (cuando es posible) con el cese de contacto con las sustancias identificadas o sospechosas de producir la afección. En los casos de dermatitis atópica, si bien es cierto no está identificada la causa, puede obtenerse una mejoría significativa y duradera con medidas de precaución tanto de cuidado personal, como de alimentación y hábitos.
La piel es el órgano donde inicialmente se manifiestan la mayoría de las alergias. Las alergias pueden aparecer como consecuencia de la exposición a innumerables factores tales como medicamentos, alimentos, metales, plantas, exposición al sol, procesos infecciosos, alteraciones en el sistema inmunológico y en la mayoría casos por causas no determinadas. Las alergias pueden manifestarse en la piel como procesos inflamatorios aislados o diseminados, o también como ronchas (habones). En algunos casos solo predomina el intenso prurito (picazón), que puede llevar a la persona a lesionar la piel por el rascado intenso.
Existen dos formas principales de manifestación de las alergias cutáneas: El eccema y la roncha. En el eccema aparecen áreas en la piel, muy pruriginosas, enrojecidas, ásperas al tacto, en ocasiones supurativas por sobreinfección por rascado. Las ronchas pueden ser únicas o múltiples y tienen como característica que desaparecen en término de pocas horas, reaparecen en otros lugares, y ocasionalmente cursan con mucho prurito. Cuando la aparición de ronchas persiste por más de cuatro semanas, se considera una urticaria. La urticaria en ocasiones aparece como consecuencia de calor excesivo, o después de hacer ejercicios.
La dermatitis (eccema) atópica y la dermatitis de contacto, son las principales manifestaciones de alergia cutánea. La dermatitis por contacto, ocurre cuando la piel entra en contacto con alérgenos, que pueden ser productos de limpieza de uso en el hogar, insumos industriales, el níquel, cromo, cobalto presentes en adornos o joyas brillantes, y en algunos tintes y desodorantes. También puede presentarse por el uso de cosméticos, colorantes, medicamentos, contacto con algunas plantas, exposición solar y luego de la aplicación de algún medicamento o cosmético, entre otras causas. La dermatitis atópica ocurre principalmente en niños, no se conoce exactamente su origen, pero se considera que la piel no cumple completamente su función, y tiene aumento de la permeabilidad. Usualmente hay antecedentes familiares, y puede cursar con asma o rinitis. Sólo la edad y el antecedente de contacto pueden orientarnos de cual dermatitis de trata, porque en los casos de larga data la apariencia de las lesiones es muy similar.
El origen de las alergias cutáneas no siempre es fácil de establecer. En niños usualmente se trata de dermatitis atópica, y nos guiamos por antecedentes familiares, edad de presentación, asociación a otras patologías como rinitis o asma. Cuando sospechamos dermatitis por contacto, los antecedentes referidos por la persona, en especial actividades domésticas y laborales, complementado con pruebas de sensibilidad cutánea, pueden contribuir en algunos casos a determinar la o las sustancias implicadas en el proceso.
El tratamiento de alergias consiste en una asociación de antihistamínicos, corticoides tópicos, y en ocasiones tomados o inyectados, complementado (cuando es posible) con el cese de contacto con las sustancias identificadas o sospechosas de producir la afección. En los casos de dermatitis atópica, si bien es cierto no está identificada la causa, puede obtenerse una mejoría significativa y duradera con medidas de precaución tanto de cuidado personal, como de alimentación y hábitos.