Antioxidantes y proceso de envejecimiento


El envejecimiento es un proceso continuo que inicia desde la concepción hasta la muerte. Los cuidados antiedad se han convertido en un campo de amplia investigación que ha dado como resultado la aparición de una gran variedad de productos cosméticos y farmacéuticos, entre los cuales se destacan los antioxidantes, ampliamente usados en la actualidad. La función de los antioxidantes, es barrer los radicales libres, moléculas resultantes del metabolismo celular, las cuales en condiciones normales son eliminadas o neutralizadas por los antioxidantes propios de la piel u otros órganos, pero también pueden acumularse en el interior de las células como consecuencia de enfermedades, medicamentos, exposición solar intensa, contaminación ambiental, inadecuados hábitos alimenticios, sedentarismo, consumo de tabaco y licor entre otras. Estos radicales libres producen inflamación, destrucción y en algunos casos degeneración cancerosa de las células.

Los antioxidantes que se producen de manera natural en el interior de las células, son los más importantes en la neutralización y destrucción de los radicales libres. También pueden obtenerse aunque en menor cantidad con una adecuada alimentación. Desde hace varias décadas la industria cosmética los ofrece en forma de cremas, geles o serums, de aplicación directa sobre la piel, o para ser ingeridos en forma de tabletas o cápsulas. Los más usados son vitaminas como la A, C y E, ácido lipóico, resveratrol, betacarotenos, coenzima Q10 selenio etc. No siempre los productos tópicos que contienen antioxidantes y otras sustancias antiedad, penetran uniformemente la piel en su forma biológicamente activa para producir los efectos deseados. Hay que tener en cuenta también el vehículo donde viene disperso el principio activo, el cual debe ser adecuado para el tipo de piel donde se va a aplicar.

La principal fuente de antioxidantes externos se encuentra en el reino vegetal. La vitamina A, se encuentra en vegetales como frutos rojos, calabaza coliflor zanahoria, el resveratrol en las uvas negras, la vitamina E en aceites vegetales, nueces y espinacas, Vitamina C en frutos cítricos, guayaba, fresas, coliflor y col. Casi todas las frutas y verduras pueden contener más de un antioxidante. Cuando se trata de antioxidantes tópicos o para ingerir, es importante seguir las instrucciones de conservación adjuntas al producto, ya que muchas veces un inadecuado almacenamiento puede conducir a que el principio activo se destruya, como sucede con frecuencia con la vitamina C, la cual es muy sensible a la luz y por lo tanto debe mantenerse el recipiente bien tapado y lejos de la luz. Los antioxidantes también se encuentran en los granos, algunas carnes, aves y pescados.

Al tomar antioxidantes es importante tener en cuenta que no debe excederse la dosis recomendada, ya que en muchas ocasiones pueden causar toxicidad, porque en estos casos, más no es mejor. Igualmente debe evitarse la automedicación.

Se ha comprobado que una de las principales causas de la formación de radicales libres es la exposición a la radiación ultravioleta, por lo tanto, una adecuada protección con filtros y pantallas solares es fundamental para la prevención del envejecimiento cutáneo prematuro y aún, de la aparición de cáncer en la piel.


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