La gran influencia que en la sociedad actual ejerce la industria cosmética, con costosísimas campañas en internet, televisión, prensa escrita, vallas publicitarias y televisión, presentando “testimonios” asombrosos de personajes conocidos la mayoría modelos, actores y actrices, ha propiciado que cada día más personas caigan en estas redes de engaño no siempre disimulado.
Los médicos, especialmente dermatólogos y las personas que ya tienen suficiente claridad al respecto, tenemos que enseñar a quienes no la tienen, a desconfiar de estos productos “maravillosos” que en la gran mayoría de casos no están respaldados por estudios de investigación y no son más que la repetición de componentes que aunque pueden no ser nocivos para la salud, no tienen nada de novedosos. Un poco más de lo mismo en un bonito envase, con una abrumadora campaña de mercadeo.
Los cosméticos están diseñados para actuar en la capa más superficial de la piel, disimular imperfecciones, limpiar y aún perfumar. Los productos dermocosméticos contienen ingredientes activos cuya eficacia está respaldada por investigaciones científicas y contienen vehículos especiales que permiten que los principios activos penetren las diferentes capas de la piel y cumplan una función específica, de tal manera que no solo disimulan imperfecciones, sino que también ejercen efectos terapéuticos y además vienen en presentaciones para los diferentes tipos de piel.
En muchas ocasiones los productos de la “red” de engaño masivo tienen un costo mayor que los de comprobada eficacia. Este mayor valor es la sumatoria del valor real del producto, el vistoso envase, más el costo de las campañas publicitarias, pero esto no siempre es la regla: últimamente el consumo masivo e indiscriminado por las supuestas maravillas que logran en la piel le ha permitido a estas empresas venderlos a precios módicos. Al final tal ahorro no existe pues nunca se verá ningún efecto terapéutico. El producto permanecerá justo donde se aplica.
Las personas con algún problema específico en la piel que además desean un efecto cosmético, definitivamente deberán usar productos dermocosméticos, en lo posible formulados por un médico con adecuada formación en tratamientos cutáneos.