El aire acondicionado surgió en los Estados Unidos en el año de 1902, con el objetivo de mejorar las condiciones de temperatura y humedad en el almacenamiento de productos en la industria, especialmente la de productos alimenticios. Posteriormente se incluyó en ambientes de trabajo para brindar bienestar y unas adecuadas condiciones laborales que contribuyeran a mejorar la productividad. Todas estas ventajas iniciales, trajeron consigo al paso del tiempo, una serie de afecciones a la salud, como alergias y afecciones respiratorias, causando frecuentes bajas laborales.
La piel no quedó exenta de estas afecciones, pues el ambiente frio y la escasa humedad que genera este sistema de acondicionamiento, produce evaporación de la emulsión hidrolipídica, secreción que es producto de la mezcla de la grasa producida por las glándulas sebáceas del rostro, junto con el sudor y las células que normalmente se desprenden para ser remplazadas por otras. La función de esta emulsión es proteger la piel de agresiones externas.
Además de la agresión producida por el aire acondicionado a la piel, el efecto de las luces de iluminación general, y las procedentes de las pantallas de computador, podemos concluir que la gran mayoría de los ambientes de trabajo no son precisamente amigables con la salud, bienestar y belleza de la piel. Como no es posible prescindir de las luces y en muchos casos del aire acondicionado, lo indicado es preparar la piel para hacerla menos vulnerable a esta situación que ocurre igualmente durante el invierno, donde existen las estaciones y se usa calefacción que también extrae la humedad del ambiente con consecuencias similares a las del aire acondicionado.
La afección a la piel producida por el aire acondicionado, es mayor en personas con pieles secas, delgadas y con tendencia a la aparición de eccemas. La recomendación por igual, es la adecuada hidratación, que debe proporcionarse con productos hidratantes (cremas, geles, emulsiones, etc) de acuerdo al tipo de piel de cada persona. La limpieza de la piel durante el trabajo en este ambiente, debe hacerse evitando cualquier tipo de jabones, no hay que olvidar que el agua por si sola produce limpieza por efecto de arrastre de impurezas. Si es posible, el uso de agua termal en spray puede facilitar el proceso con ventajas adicionales por su efecto antiinflamatorio. Probablemente no sea la limpieza perfecta pero es la menos nociva y puede realizarse en forma completa al llegar a casa.
Lo ideal y de acuerdo también al tipo de piel y a la afección por el aire acondicionado, es aplicar hidratantes antes del maquillaje, renovarlos al medio día y media tarde de acuerdo al horario laboral. Como también es necesario el cuidado de la radiación luminosa en el trabajo, a la hidratación hay que adicionar el uso de protectores solares, que generalmente tienen adicionados hidratantes, vitaminas y ácido hialurónico. Otra recomendación importante es el consumo abundante de agua.