Nuestra responsabilidad como médicos


Los médicos despotricamos tanto y hasta en algunos casos defendido la ley 100 de 1993, que ante nosotros mismos y ante las demás personas, hemos terminado pareciendo monotemáticos. La mercantilización en los servicios de salud, Los salarios, el poco tiempo disponible para la adecuada atención y revisión de los pacientes, la restricción en la formulación de muchos medicamentos y exámenes de laboratorio, las amonestaciones por las mismas razones, la incertidumbre en la renovación de contratos, entre muchas otras injustas, enojosas y humillantes situaciones, son casi que inevitables de comentar en cualquier reunión formal o casual del gremio médico y aún tema de conversación con nuestros familiares y amigos.

Pocas veces los médicos nos preguntamos cual es nuestra responsabilidad en muchas de estas situaciones denigrantes para nuestro ejercicio profesional. Hacerlo no es fácil, la pauperización de la profesión médica, la desmedida proliferación de facultades y por ende de profesionales (en algunos casos con una formación deficiente), pero que también tienen derechos y necesidades, la voracidad de algunos especialistas y médicos generales que aceptan trabajar por tarifas y condiciones que otros profesionales por dignidad han dejado, hacen parte de nuestra responsabilidad.

Tomándome la libertad de seguir siendo monotemático y sin la mas mínima intención de ser defensor de oficio de la ley 100, es innegable que trajo consigo, al menos en el papel, muchas ventajas, aunque nunca han sido una realidad completa y muchas de estas supuestas ventajas se han diluido en el tiempo y peor aún, se volvieron desventajas. Todos los elementos de la ley 100 son importantes y de la incumbencia del gremio médico, porque además de médicos somos ciudadanos y usuarios; sin embargo el componente en cobertura en salud es la que trabajamos con mayor cercanía. Para no extendernos, incluyendo otros componentes de la ley, preguntémonos si la cobertura vino acompañada de calidad en la atención.

Vale la pena preguntarnos qué podemos hacer los médicos, no para promover la eliminación de la ley, sino para mejorarla, especialmente en lo que concierne al trato digno a médicos y pacientes, aunque existen muchos colegas con formación para analizar y controvertir los aspectos financieros y legales de la misma.

Hemos tenido médicos en el Congreso y al mismo han acudido en incontables ocasiones representantes de las diferentes Asociaciones Médicas. Sin restarle méritos a su gestión, no vemos acciones concretas que se traduzcan en modificaciones sustanciales a dicha ley. Derivados de estas gestiones se han redactado muchos proyectos de ley, que lo que han hecho es dilatar y complicar más la búsqueda de soluciones.

Nunca será sano incentivar diferencias y peor aún enemistades con nuestros colegas y pacientes, pero hemos tardado demasiado tiempo en tomar medidas que pudieran parecer drásticas y reprochables por parte de los ciudadanos, pero que a mediano y largo plazo demostrarán que causan menos victimas que perpetuar el actual régimen, irrespetuoso con los médicos, injusto, irresponsable y algunas situaciones criminal con los pacientes.

Dado que las gestiones previas no han producido resultados que cambien la situación y peor aún asistimos al empeoramiento de la misma, desde hace mucho tiempo he pensado en un gran movimiento fundamentado en el consenso, la unión y solidaridad entre médicos y otros profesionales de la salud, para elevar no solo nuestra voz de protesta, sino, iniciar un proceso de cese de actividades, respetando la atención a situaciones de verdadera emergencia. Es lo que personalmente considero que procede en este momento. No será un proceso fácil de gestar teniendo en cuenta que no somos un gremio unido y muchas veces nos interesa más la conveniencia propia, amén de que muchos profesionales de la salud dependen de un único sueldo.

Con las respectivas diferencias políticas, sociales, económicas y de ideología, recuerdo un movimiento gestado por los médicos nicaragüenses en el 2006, quienes paralizaron por seis meses el sistema de salud en protesta por el incumplimiento en la nivelación salarial que por mucho tiempo habían exigido. La Federación Médica buscaba aumentar a mil 500 dólares mensuales (2006) el sueldo de los profesionales de la salud en un período de cinco años. Luego de estos meses de huelga y alcanzar un acuerdo con representantes del Gobierno, lograron además el reintegro de los médicos despedidos durante el proceso, el pago de los salarios retenidos, programas de acceso a educación médica continuada y subsidio para adquisición de vivienda, entre otras, con el compromiso de realizar jornadas de trabajo extra para ponerse al dia con las consultas y cirugías represadas, agradeciendo el apoyo y ofreciendo disculpas al pueblo, que tristemente fue el más perjudicado. Sin olvidar que se trata de otro sistema de salud, la enseñanza que nos deja esta situación, es que medidas de hecho similares a las que tomaron nuestros colegas de Nicaragua, por muy impopulares que parezcan, pueden ser el camino para mejorar o cambiar las actuales condiciones de la salud en nuestro país.

Termino aclarando que mi parecer no es una incitación al caos y mucho menos a la violencia, solo pretende que entre todos propendamos por la dignificación de nuestra profesión y ejercicio profesional.


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