En los últimos años hemos leído y escuchado acerca de las bondades de las células madre (stem cells en inglés) en el tratamiento de múltiples enfermedades y también en tratamientos estéticos para mejorar la condición de la piel y el cabello. En los seres humanos y en los otros mamíferos, hay varios tipos de células madre y han sido clasificadas de acuerdo a su potencial en transformarse en diferentes tipos celulares de acuerdo a las condiciones y necesidades del organismo portador.
En los organismos adultos estas células participan en los procesos de regeneración y reparación de los tejidos. Algunas células madre pueden transformarse en el mismo tipo de células de los tejidos en que se encuentran, mientras que otras tienen la potencialidad de transformarse en más de un tipo de células. Las células madre de la piel, solo pueden dar origen a células de la piel, mientras que las células madres del embrión tienen la potencialidad de transformarse en cualquier tipo celular.
Hoy la medicina biológica ofrece tratamientos con células madre y factores de crecimiento, a partir de sangre obtenida de las venas, la cual debe ser procesada con estricta esterilidad por personas con un adecuado entrenamiento y formación académica previa. Con estas aplicaciones se busca entre otras, reparar la piel dañada y también hacer más lento el proceso natural de envejecimiento. En este momento a pesar que muchos estudios particulares reportan mejoría en apariencia de la piel luego de la inyección de células madre, las autoridades, entre ellas la FDA no han establecido la técnica ni las dosis recomendadas no solo para producir un efecto local, sino para evitar un efecto más allá de donde se busca obtener el beneficio. Con esto no se pretende restar importancia ni negar beneficios a estos tratamientos en medicina estética, solo se busca que se tenga precaución y así evitar generar falsas expectativas.
Desde hace algún tiempo, en la publicidad de televisión y revistas se promocionan cremas milagrosas porque dicen contener células madre. En algunos casos se trata de productos con células madre vegetales, las cuales no son similares en modo alguno a las células madre de origen animal, en este caso específicamente humanas. En el mejor de los casos proporcionan vitaminas, antioxidantes y algún elemento que brinde algo de protección contra la radiación solar, beneficioso para la piel pero sin la espectacularidad que prometen.
También se promocionan cremas con células madre humanas, y en este caso es importante tener presente que las células madre de origen humano solo ejercen su plena actividad cuando se originan en la misma persona que las recibe, o que con previos exámenes se confirme plena compatibilidad, además para que las células madre conserven su vitalidad, necesitan condiciones adecuadas de temperatura y aporte de oxígeno, condiciones que de ninguna manera están presentes en una crema, serum o cualquier producto cosmético que el fabricante diga que las contiene.
Todas las cremas y productos cosméticos promocionados hasta hoy y que realzan su eficacia por contener células madre, cuando producen efectos cosméticos aceptables tal como la atenuación de arrugas e hidratación, en el mejor de los casos se debe a los otros componentes que contienen y no precisamente a las células madres que dicen contener.