Relación entre acné y estrés


La piel, especialmente la del rostro, es la parte de nuestro cuerpo que primero exponemos ante las demás personas, la “parte visible de nuestro yo”, la que sometemos al juicio social, la mayor parte de las veces sin estar interesados en hacerlo, especialmente cuando presenta alguna afección. Si bien es cierto que a algunas personas no les preocupa en gran medida cambios pasajeros en su piel, para otras, puede ser causa de inseguridad y malestar emocional, social y laboral.

La importancia del estrés emocional en el inicio o empeoramiento de las enfermedades cutáneas muchas veces controladas, ha sido motivo de debate en revisiones de literatura dermatológica y cada vez se realizan más estudios clínicos que han demostrado que el estrés puede empeorar al acné. El acné es una condición clínica muy común que afecta principalmente a los adolescentes, aunque puede presentarse de manera temporal en recién nacidos (acné neonatal) y niños (acné infantil), pero también puede presentarse en o personas mayores de 25 años, inclusive en aquellas que previamente no lo han padecido.

A pesar que el acné es frecuente en la adolescencia, es importante tener en cuenta que en algunos casos puede causar baja autoestima, dificultad en las relaciones interpersonales y en algunos casos verdaderos cuadros depresivos con aislamiento, bajo rendimiento académico, deserción escolar. Se han descrito casos de suicidio asociados a trastornos emocionales relacionados con el acné. Afortunadamente no sucede en todos los adolescentes y la gran mayoría superan esta situación con el transcurrir del tiempo. Estas circunstancias no deben ser desconocidas o minimizadas por la familia, médicos y educadores y en estos casos el tratamiento dermatológico debe ir acompañado de asesoría psicológica.

El mecanismo por el cual el estrés emocional puede causar empeoramiento y aún aparición de acné sin antecedentes previos, sigue siendo desconocido, pero llama la atención que en los últimos años ha aumentado la incidencia de acné en personas mayores de 25 años, especialmente mujeres, Probablemente sea consecuencia de una compleja interacción entre el hipotálamo, una pequeña glándula ubicada la base del cerebro, la hipófisis, otra pequeña glándula situada también en la base del cerebro, y las glándulas suprarrenales , unas pequeñas glándulas localizadas en la parte superior de los riñones, que controla las reacciones al estrés y las emociones entre otras muchas funciones. En respuesta a situaciones de alteración emocional, las glándulas suprarrenales pueden aumentar la producción de andrógenos, que a su vez, incrementarían la producción de sebo en las glándulas directamente implicadas en el acné

Probablemente las alteraciones emocionales que el acné produzca en este momento no sean tan marcadas, pero de igual manera afectan la autoestima y la presentación personal de quienes lo padecen. En algunas ocasiones la ansiedad que generan las enfermedades cutáneas puede llevar conductas que empeoran la situación como el rascado compulsivo y el intento por eliminar por diferentes medios los puntos negros, lesiones inflamadas o pustulosas. Otro ejemplo dramático de la influencia de los estados emocionales en la piel, es el empeoramiento de enfermedades como psoriasis, liquen plano u otras, cuando las personas pasan por períodos de mayor estrés.

Según la Academia Americana de Dermatología, existe una relación causa-efecto entre las emociones negativas como el estrés, la depresión, la ansiedad, y las afecciones cutáneas. Los problemas emocionales no solo afectan la piel, sino que pueden causar caída de cabello, fragilidad en las uñas y exceso de sudoración. En todos estos casos es imperativo el tratamiento dermatológico combinado con tratamiento psicológico para implementar técnicas de manejo del estrés y ansiedad. En algunos casos en necesario la toma de medicamentos para controlar la ansiedad. Otras recomendaciones incluyen el ejercicio físico moderado y alimentación balanceada.

En la actualidad existen muchas alternativas medicamentosas cada vez más eficaces para tratar el acné y otras afecciones cutáneas. En el caso de acné, los tratamientos usuales pueden complementarse con aparatología, tales como láser, radiofrecuencia, luz pulsada entre otras para un efecto sinérgico que acelere su resolución.


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