Con el imparable avance en la tecnología, hoy día es prácticamente imposible que en su ejercicio profesional, el médico no haga uso de nuevas herramientas como parte de su arsenal terapéutico. La seguridad y la rapidez para obtener resultados óptimos en la resolución tanto de enfermedades como de afecciones estéticas; y por qué no mencionarlo, la presión por parte de los pacientes, quienes en muchos casos y como parte de una percepción errada, consideran que mayor tecnología en un consultorio implica mayor prestigio, mejor formación del médico, y por lo tanto garantía de excelentes resultados, hace casi que imperativo a los especialistas en piel, contar con láser, radiofrecuencia, luz pulsada, y otras tantas otras tecnologías, para con ellas, intentar maximizar los resultados en los tratamientos realizados a los pacientes.
El inicio del nuevo milenio ha traído consigo grandes cambios, manifestados en extraordinarios acontecimientos de carácter científico, cultural y espiritual. El contexto energético que permanecía dormido, y que un destacado científico como Einstein colocara en la palestra del escenario futurista, ha creado un puesto determinante en el inventario consciente de nuestra supervivencia. Año tras año el concepto de medicina alternativa ha ido ganando importante terreno para ampliar sus recursos y continuar favoreciendo la calidad de vida en consecuencia con el ideal hipocrático. El ejercicio de la medicina hoy, exige que nuestras expectativas científicas y filosóficas se adapten a esta realidad y que todos los recursos de soporte fluyan hacia una misma dirección.
En las últimas décadas aunque de manera poco masiva, algunos dermatólogos y médicos de otras especialidades, han adicionado a sus tratamientos usuales, nuevos conocimientos y recursos usados por culturas milenarias, como homeopatía, fitoterapia, acupuntura, mesoterapia, aromaterapia y otras, que se integran para ayudar al médico tradicional a prolongar y mejorar la salud física y mental. Las plantas día a día adquieren un papel más importante en los tratamientos para tratar o preservar la salud humana y la ciencia toma cada vez más en serio la aplicación de la medicina natural tanto en la lucha contra las enfermedades, como en su aplicación en tratamientos estéticos. Esta combinación de tratamientos corresponde a la práctica médica conocida hoy como medicina complementaria.
A la par de la vanguardia tecnológica, las terapias alternativas también han demostrado eficacia en el tratamiento de las afecciones cutáneas, desde una concepción totalmente diferente a la usada por la medicina occidental, con métodos enfocados hacia el reequilibrio energético y el uso de vegetales como medicación tanto interna como externa, todo esto combinado con dieto terapia y ejercicios físico-terapéuticos, métodos que permiten al cuerpo recuperar el equilibrio en forma natural y segura, y la piel no es la excepción, tanto en las enfermedades, como en afecciones estéticas, sin olvidar el trabajo en conjunto con la medicina convencional, especialmente si ya se están realizando tratamientos con esta medicina, buscando así conseguir mejores resultados de la sinergia entre ambas.
La difusión y aceptación de técnicas en terapias alternativas, ha abierto un nuevo campo para el tratamiento de enfermedades y afecciones estéticas en la piel del rostro y cuerpo. Un ejemplo de esto lo encontramos en el tratamiento del acné, enfermedad que afecta principalmente a personas jóvenes, puede llegar a ser grave y dejar secuelas permanentes si la persona no recibe tratamiento médico y en ocasiones psicológico.
En el tratamiento del acné, los dermatólogos hacen uso en primera instancia, de la medicina convencional, en la que encuentran tratamientos eficaces para esta enfermedad, acompañando muchas veces los tratamientos, con técnicas de aparatología moderna como la fototerapia y láser. En la actualidad, y cada vez con mayor frecuencia, empieza a incluirse terapias alternativas en el tratamiento de acné, para maximizar los resultados, evitar sobrecargas medicamentosas, y también en algunos casos como único tratamiento. Es importante no olvidar que muchos medicamentos de la medicina convencional, son obtenidos de las plantas.
Si bien es reconocido el efecto terapéutico de muchas plantas, no hay que olvidar que entre sus componentes puede haber algunos elementos que induzcan reacciones adversas, de allí la importancia de adquirir productos fabricados por laboratorios especializados y reconocidos por los sistemas de salud. En estos laboratorios se extrae el principio activo terapéutico y se descartan los potenciales tóxicos. No siempre lo que se promociona y se vende como “natural”, lo es realmente.