La Buena Vida, cuando el cine te deja algo en la conciencia


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Jairo Dionisio Fuentes Epiayu, líder de Tamaquito II. 

Se acabó el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) pero con él quedaron las historias. Algunas bien narradas, otras no tanto y una que otra incompresible, como suele suceder cuando no se está en la mente del otro creador.

Además de la experiencia del inolvidable FICCI 55 quedó una melancolía en el alma, esa de la que no te puedes desprender. De eso culpo a La Buena Vida, el documental Colombo-Alemán de 97 minutos, dirigido por Jens Schanze y que pasaron por las salas de Cinecolombia.  (Conozca un poco siguiendo el enlace: http://labuenavida-pelicula.com/) 

De una manera profunda y humana La Buena Vida narra la historia de Tamaquito, un pueblo de La Guajira reubicado por multinacionales representadas en el territorio por El Cerrejón, que se encargan de explotar el carbón en la región.

Los asistentes nos adentramos a un drama real, marcado por la unión, el afán capitalista y la destrucción de lo verde por lo no tan lleno de vida. A Tamaquito lo reubicaron en el año 2013 en un territorio que no les pertenecía, les prometieron agua y no le han dado como la requieren, a Tamaquito le dieron de todo, pero tal vez no lo que necesitaban.  

Al final de la proyección, en medio de la indignación de unos cuantos que esperaron por más, los organizadores sorprendieron no solo con la presencia del director alemán que se expresa muy bien en español, sino también con uno de sus protagonistas que se ubicó al final, como con el deseo de ver a la audiencia completa.

Jairo Dionisio Fuentes Epiayu es el líder wayúu que está preocupado por el agua, porque los abuelos dejaron de soñar y por las amenazas que ha recibido durante el proceso; pero nada de eso lo detiene para luchar por Tamaquito.

Pero allí nadie era el Estado, el mismo que Jairo dice los ha abandonado a su suerte, solo era un grupo de ciudadanos que había tomado conciencia. Tal vez por eso todos querían un poco más de él y su director, por eso hubo intercambio de números de télefonos, correos, gestores sociales que ofrecieron su ayuda y ciudadanos felices por abrir los ojos a través de un historia contada con imágenes.

Por ahí dicen que la realidad supera a la ficción, pero más allá de una realidad reveladora está una conciencia que toma forma. Gracias Tamaquito por La Buena Vida. 

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Audiencia al finalizar el documental.

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Jens Schanze, director de La Buena Vida. 

 
 

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