Jerry el perro amarillo y lleno de cicatrices que duerme en el separador
de la calle 72 frente al Noticiero en que trabajo, desea que le lleve conmigo a casa.
Cuando le doy la comida cada día me sigue, se para en dos patas sobre mí pecho, acerca su rostro al mío y me mira suplicante.
Pero yo no tengo casa pequeño. No tengo nada para ti. Al igual que tu también tengo miedo, ladro y afilo mis colmillos en la acera.
Tú estás mejor que nosotros pequeño, tu no mientes para mantenerte con vida.
Eva Durán